Los pilotos del Dakar no sólo se bastan de su muñeca, nervios de acero o la mera preparación deportiva para afrontar cada reto, sino que también resultan fundamentales otros elementos para poder estar bien. En este tipo de competencia se necesitan las manos expertas de un masajista para aliviar tensiones. Por eso cada día, poco después de que llegan al vivac, los grandes animadores de este Dakar dejan a un lado los roadbook (hoja de ruta) y se entregan a las manos del experto.

Son varios los equipos que cuentan con este servicio para sus pilotos y los más grandes los hacen puertas adentro, pero la mayoría no tiene prurito en hacerlo al lado de las máquinas, que al mismo tiempo son sometidas a otras manos que agradecen, la de los mecánicos. Aquellos masajistas que están en el comedor o en la carpa blanca del “Medical Center” son una gentileza de la organización del Dakar y su costo está incluido en el precio de inscripción que cada piloto paga para competir en el rally. Otros pilotos, en cambio, se manejan con su propio masajista, como Orlando “Orly” Terranova, quien tiene la generosidad de prestar a Alfredo Morales a sus compañeros de equipo, aunque el mendocino prefiere un ambiente más relajado para aprovechar al máximo ese momento.

La alimentación durante la carrera también es fundamental y los pilotos durante la etapa ingieren un número importante de calorías para equipar las 5.000 que consume el organismo. Morales, por ejemplo, tiene en su mochila una batería de barritas, pequeños paquetes de caramelos, y geles y grandes potes plásticos color blanco que contienen un sin fin de vitaminas.

Cada mañana cada piloto desayuna con sus multivitaminas y una barrita que se asemeja a la de cereal pero su contextura y aspecto es como la de un turrón blando de yema y su color amarronado, cuyo sabor es bastante suave, con un notorio dejo a maní, principal ingrediente, aunque resulta bastante pesada para paladares no acostumbrados.