1- Es una certificación que no es individual, sino que colectiva. “Es poner en relevancia el saber hacer de una comunidad´´, explicó Schiavone. Toma como parámetros el lugar donde se produce y el factor humano.

2- Sirven básicamente para identificar un producto con una determinada zona. En este sentido, existe una diferencia muy sutil con la Indicación Geográfica. En el caso de las Denominaciones de Origen, todas las etapas de producción tienen que estar hechas en el lugar. Es un vínculo mucho más fuerte. Mientras que en Indicación Geográfica se admiten insumos de otras zonas y se pone en relevancia la receta y el proceso de elaboración.

3- Por tratarse de certificaciones colectivas, los productores deben sí o sí actuar corporativamente para avanzar y en todos los casos deben acudir al municipio o al Ministerio de la Producción de la provincia para plantear la inquietud.

4- La principal ventaja es el reconocimiento en el mundo que acarrea un determinado producto. Por ejemplo, sólo en la Comunidad Europea, el vino tiene unas 4.000 certificaciones de Denominación de Origen y el caso más conocido es el champán o champaña, que es un tipo de vino espumante elaborado conforme a un método característico de la región de Champaña, en Francia.