La precisión era vital. No importaba qué tan altas eran las paredes ni mucho menos la gravedad. Es que para los que practican la disciplina de montañismo boulder, vencer dificultades es lo que más adrenalina genera. Ayer, los que estaban más seguros, tenían menos de 10 años. Así lo demostraron los participantes de la categoría Menores en el Boulder Fest 2011, que se realizó en el Club Andino Mercedario.
Durante todo el día, 60 escaladores provenientes de San Luis, Río Negro, Neuquén, Córdoba y San Juan, se reunieron para escalar muros de hasta 5 metros, sin arneses ni cuerdas, sólo utilizando la fuerza de sus manos y pies. Alrededor de paredes y cuevas artificiales, con alturas que iban desde los 2 a los 5 metros, todo era movimiento. Los niños se paraban al lado de jóvenes veinteañeros para analizar atentamente las tomas de agarre, que diferenciaban las rutas alternativas con cintas aisladoras verdes, azules y amarillas. Mientras que los segundos, ya estaban sobre ellas probando las diferentes formas de llegar lo más alto posible. La cantidad de “pegues”, es decir de intentos que hacían, eran incontables.
Niños y niñas por igual iban de un lado a otro y no tenían miedo alguno de pasar de la altura al suelo, aprovechando al máximo la etapa clasificatoria, que se desarrolló durante el mediodía. Esa seguridad, en gran parte, provenía de la permanente asistencia que tenían tanto de sus padres como de otros acompañantes de competidores, que los vigilaban atentamente y acomodaban colchonetas debajo de los muros para amortiguar el descenso.
Más allá de su entusiasmo, lo que llamaba la atención era la precisión con la que calculaban sus movimientos. Ya fuera en paredes rectas o en espacios con ángulos muy agudos, marcaban su ruta como todos unos expertos. No había duda que los niños estaban al nivel de la competencia, a pesar de ser la primera vez que participaban del certamen. Por el gran interés que esta disciplina generó, el Club decidió bajar la edad de los postulantes para ingresar a la categoría de Menores mixtos, de los 14 a los 9 años.
“El boulder tiene un gran auge entre los chicos, sobre todo teniendo en cuenta que bastan dos horas a lo sumo de entrenamiento para que estén listos para enfrentar una pared. Además, habla del gran trabajo que se realiza en las escuelitas que tenemos, en las que se les enseña a escalar y pueden practicar tantas veces como sea necesario”, comentó Eduardo González, presidente del Club.
Los niños no fueron la única marca distintiva de la competencia, ya que las mujeres también demostraron su habilidad para trepar y representaron un número significativo en el total de participantes. “Hace dos años que hago boulder y me divierte muchísimo, tanto en muros como en roca. Aunque al principio todo se centraba en la fuerza, ahora es la técnica la que marca la diferencia”, dijo Estefanía, una de las 25 escaladoras, que no se cansaba de empolvar sus manos en carbonato de magnesio preparándose para vencer el vértigo. Cada ascenso exitoso despertaba una ovación entre sus compañeras.
En tanto, los 6 jueces del certamen miraban con atención el desempeño de los escaladores y la forma en la que superaban las distintas dificultades que ellos mismos armaron en los muros. Para la final, que se desarrolló al atardecer, se encargaron de agregar nuevos problemas que los competidores tendrían que resolver con la menor cantidad de movimientos posibles.
La convocatoria fue todo un éxito y marcó la creciente preferencia por este deporte, que ya es candidato para integrar los próximos Juegos Olímpicos.

