"Arrancaron palos y nylon a lo loco. Con la máquina y la Policía nos arrinconaron mientras tiraban todo. Esto es una vergüenza", vociferaba una mujer, mientras sus otros vecinos atropellaban las palabras para expresar su descontento. "Fue una farsa, una simulación de esta gente para conseguir casas del Gobierno. De 27 familias que habíamos censado hace unas semanas, sólo encontramos 2", apuntó el comisario Daniel Puebla, al frente del operativo. Pasadas las 6 de la mañana, en plena oscuridad, ayer se desalojó el asentamiento que se había instalado frente el Lote Hogar 1, en Chimbas, sin incidentes y por orden del juez Eduardo Gil, del Segundo Juzgado Correccional. Fue tras una denuncia del dueño de esos terrenos usurpados, a quien además la Policía le solicitó el cierre perimetral, conforme lo establece una ordenanza municipal.
El asentamiento se había instalado el 19 de mayo pasado y creció rápidamente, al punto que algunos palos y nylon fueron reemplazados por otros materiales, como ladrillos pegados con barro y chapas de zinc. Los mismos okupas dijeron que eran 30 familias, con 67 niños en total, y que se instalaron allí porque no tenían dónde vivir.
Pero ayer, en plena madrugada, personal de la comisaría 17ma de Chimbas, de distintas áreas de la Regional y también del D3, irrumpieron en el lugar y sacaron todas las construcciones precarias. "Acá vivían sólo dos familias. Los demás pasaban el día en el asentamiento y se iban a dormir al Lote Hogar 1. Todo era una simulación, para tratar de conseguir casas. Es más, no hay muebles ni nada. Apenas usamos un par de camiones para llevar palos, cañas y nylon. Si hubiesen estado viviendo todos acá, hubiésemos necesitado como 30 camiones", graficó Puebla.
"Casi toda la gente estaba trabajando, por eso encontraron a unos pocos. Y sí, algunos viven en el Lote, pero apiñados en una casita por eso se instalaron acá. Le pedimos al Gobernador que tenga piedad de nosotros. Hace años que estamos anotados en el IPV y nos tienen olvidados", se quejó otra mujer.
Con las primeras luces del Sol, la gente empezó a juntar los restos de ranchos que quedaron en el terreno y los fue colocando sobre la calle Astudillo. Fue entonces que un grupo de mujeres trató de reunir voluntades y cortar la calle Mendoza, pero el intento no prosperó. Sin embargo, no descartaron el piquete para más adelante.
"Vamos a dejar una guardia policial, para evitar una nueva usurpación. Además, al dueño le solicitamos la inmediata delimitación del terreno", agregó el comisario Puebla, por un pedido basado en una ordenanza municipal sobre el cierre de baldíos privados. El nombre del propietario no fue dado a conocer por las autoridades, pero se trata de un conocido médico de la zona.
Los ocupantes del asentamiento dijeron que para salir del paso, ahora buscarán refugio en casas de familiares, pero la desesperanza por la falta de un techo digno flotaba en el ambiente de un baldío con restos de nylon, cañas y barro.

