Parecía tan lejano e imposible por cómo fue su temporada en el Argentino A, que la vida de Desamparados cambió rotundamente en Tucumán. Fue el 26 de junio, ante el San Martín de esa provincia y con la bomba del mendocino Emmanuel Reinoso para empatar, obtener el resultado que necesitaba en el juego de Promoción, y por primera vez en su extensa historia ascender a la B Nacional para abandonar el amateurismo, como dicen que es el Argentino A (estuvo 7 años), para ingresar al profesionalismo.

A los tumbos, pero apoyado en su fútbol sin lujos pero generoso en el esfuerzo. Impensado porque tuvo cuatro técnicos en la temporada: Tempesta, Naveda, Herrera y Garay. Sportivo se clasificó al Nonagonal final pero quedó afuera, y yendo por la llave más extensa y complicada se quedó con la reválida superando etapas complicadas en Salta y San Francisco (Córdoba) para acceder a la posibilidad de disputar la Promoción ante el Santo tucumano. Ganó en el Serpentario 1-0 con el tanto de Lisandro Beratz y alcanzó la gloria el último domingo de junio para recuperar ese lugar que por historia siempre se mereció. Un salto de categoría y una inyección de felicidad para todos los puyutanos luego de años de pálidas y ascensos frustrados.