Las altas paredes de adobe eran lo más antiguo de la Esquina Colorada, una de las intersecciones más conocidas del Gran San Juan. Hace más de 70 años, esos muros cobijaban el bar de Don Abraham, después, pasaron por allí distintos comercios, hasta que en 2015 iniciaron la demolición del lugar. Sin embargo, la fachada se mantuvo intacta hasta ahora, cuando en medio de la obras de ensanche de la Avenida Ignacio de la Roza la construcción fue demolida por completo.

 

Según archivos de este diario, el edificio de ubicado en la Central e Hipólito Yrigoyen es recordado por haber sido espacio de reunión de los trabajadores de las bodegas El Globo y Cinzano, quienes tomaban allí un vaso de vino con soda y jugaban una partida de cartas apenas terminaban su jornada laboral. Luego, la casona fue sede de distintos comercios hasta convertirse en el centro odontológico, su último destino.

 

Mientras con el paso del tiempo la zona cambiaba a su alrededor, aquel edificio de más de 80 años de antigüedad se mantenía intacto y era llamativo por ser la última casona de adobe que quedaba en pie en ese cruce de calles, tras haber sobrevivido a los terremotos de 1944 y 1977.

 

Los dueños decidieron iniciar la demolición luego de que el edificio sufriera la caída de una de sus paredes internas. Después, le sacaron el techo y las paredes que conformaban los salones. Mientras que, las puertas y ventanas que daban a las veredas fueron reemplazadas por placas de MDF. Ahora, sólo queda el recuerdo.

 

Los cuatro lados

 

En la esquina Sureste existía una vieja casona que se mantuvo en pie hasta su demolición en 2006. Ese lugar fue el que le dio el nombre a la Esquina Colorada. Se cree que allí estuvo al principio la pulpería administrada por los jesuitas, en la que vendían al menudeo el vino que producían en sus bodegas o que intercambiaban por otros productos. Si bien los jesuitas se marcharon, la esquina mantuvo su punto de encuentro de paisanos y en lo que siguió siendo una pulpería o almacén de ramos generales con hospedaje se reunían los gauchos federales, que se identificaban con el color rojo punzó. De allí lo de Esquina Colorada.

 

Luego hubo casonas de adobe y la última fue derrumbada hace casi una década, por lo que sólo quedó un baldío.

 

Enfrente, donde ahora hay una estación de GNC, estaba el botiquín de los Quiroga, demolido hace más de 15 años. Y del otro lado, en la otra estación, anteriormente existía una vieja “bomba de nafta”, que le pertenecía la familia Aranda.