San Juan, 29 de septiembre.- Ayer finalizó la tercera edición Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego en la provincia. Este año en comparación con los anteriores y a pesar de la baja concurrencia de personas durante los primeros días por el feriado del día del Maestro, hubo una fuerte baja en la entrega de armamentos. Según el director de Defensa Civil, Luis Ángel Morales, en diálogo con DIARIO DE CUYO ONLINE dijo que esto se debe a que San Juan aún sigue siendo una provincia tranquila.

‘San Juan es una provincia chica y muy tranquila comparada con el resto del país. En esta materia, la provincia sigue siendo un pueblo y esta es una de las razones por la cual mucha gente quiere venir a vivir acá‘, expresó Luis Ángel Morales con entusiasmo por el éxito de la campaña.

‘En estas tres semanas, entregaron en lo que respecta a armas largas, escopetas de calibre 14 y pistolones, mientras que en relación a las cortas, fueron revólveres calibres 22 y 32, que estos últimos fueron los mayoritarios por ser los de más fácil acceso para la gente‘, agregó.

El Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego, dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación, busca bajar los niveles de uso y la proliferación de las armas de fuego en manos de civiles, y a su vez, reducir los accidentes o muertes por la manipulación de manos inexpertas.

Las dos campañas anteriores, en 2007 cuando nació el programa y 2011 durante su segunda fase, la cantidad de armas fue similar a pesar de esos cuatro años de diferencia. En el primero se obtuvieron 610 armas de diferentes tipos y calibres, mientras que el año pasado, fueron 600. Morales no se sorprendió por el descenso de estos números, un 66%, conseguido este año, y señaló que es altamente positiva la cantidad lograda porque significaría que hay menos armas en circulación.

‘La gente entregaba su arma, llenaba una planilla con las características del arma y se llevaba el cheque correspondiente. No se le preguntaba nada porque debía ser totalmente anónima‘, manifestó el director de Defensa Civil.

Las personas que se acercaron a entregar sus armamentos recibieron a cambio un incentivo económico, un cheque al portador que podía ir desde los $200 a los $600 dependiendo del calibre.

Una vez entregadas las escopetas, rifles o revólveres, estos eran inutilizados frente a su ex dueño para posteriormente ser llevados a los depósitos de la Policía Federal donde se guardaban hasta que fueran trasladadas a Buenos Aires para su fundición. Una vez, fundida la materia prima, se vende, y lo recaudado se dona al Hospital Garraham.

El objetivo con el que se instaló esta unidad móvil en San Juan y recorrió todo el país, fue disminuir del uso y proliferación de armas de fuego junto a las municiones. Lo cual implicaba una reducción de accidentes y hechos de violencia ocasionados por la tenencia de armas, además de evitar que se fomente la compra de armamento como medida para evitar la inseguridad, como se cree comúnmente en nuestro país.

Otro de los fines de este programa, que impulsa bajar los niveles de armamentismo civil a través de este canje, es garantizar que miles de ellas no se sumen al mercado negro que nutre a la delincuencia.