Las relaciones entre los docentes y los gobiernos tanto de nivel nacional como provincial, han repercutido enormemente en la educación pública argentina durante la era democrática, ya sea por cuestiones de índole salarial y de condiciones laborales o por el deterioro paulatino de la calidad educativa. Estas tensiones se han materializado en huelgas que, con mayor o menor éxito, han paralizado las actividades en los ámbitos escolares durante extensiones de tiempo variables, implicando la reducción de la jornada escolar o la suspensión de clases.
Siendo un derecho constitucional amparado por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, la huelga es una herramienta inmediata de los trabajadores para hacer notar sus reclamos, no solo ante las autoridades gubernamentales sino también ante la sociedad en general. En el caso de la educación, además de reducir días de clase puede generar determinadas consecuencias especialmente si los paros son de larga duración: retrasos en el calendario escolar, impacto negativo en la imagen de la escuela y fugas continuas hacia el sistema educativo de gestión privada, entre otras.

En promedio, entre 1983 y 2019 los alumnos de nivel primario de todo el país perdieron 12 días de clase por año solo en concepto de paros docentes, lo que equivale a más de dos semanas de clase, aunque en el último año, la conflictividad fue bastante menor en líneas generales, ya que el promedio nacional fue de 9 jornadas en huelga, según informó el Observatorio Argentinos por la Educación.
El informe ‘Los paros docentes ¿afectan a todas las provincias por igual?’, elaborado por David Jaume, explica que la provincia con el promedio de paros docentes anuales más alto en el periodo democrático es Chubut (17 días), seguida de Santa Cruz y Neuquén (16 días cada una). Luego figuran Tucumán, Río Negro y Jujuy, con 15 días anuales, mientras que Chaco y Entre Ríos promediaron 14 días de paro por año.
Por el contrario, San Juan fue una de las provincias que perdieron menos días de clase en los últimos 37 años: 11 jornadas en promedio por ciclo lectivo, siendo en total 406 los días de paro desde 1983.
“Tras la vuelta de la democracia, el sistema educativo argentino se ha caracterizado por su elevado nivel de conflicto docente, con más de 3.000 paros nacionales y provinciales. Aunque ninguna provincia está exenta de esta problemática, los paros docentes no afectan a todas las provincias por igual. En el año 2019, que fue de relativa baja conflictividad, Chubut perdió prácticamente la mitad del año escolar, mientras que la mayoría de las provincias tuvo alrededor de cinco días de paro”, señala Jaume.
Cabe mencionar que este informe se enfoca en analizar las huelgas de los trabajadores de la educación que interrumpen las jornadas de actividades del ciclo lectivo, ya que éstas no constituyen el único factor por el cual los estudiantes pierden días de clase, como problemas edilicios, fallas en los servicios (agua, gas, electricidad), ausentismo de estudiantes y docentes y factores climáticos, entre otros.

