Tratar de descifrar el garabato que aparece en la receta. Verificar que la marca comercial del medicamento esté bien escrita y que aparezca el nombre de la monodroga. Hablar con el cliente para ver qué enfermedad tiene para luego saber cuál es el remedio que le recetaron. Llamar al médico para preguntarle qué escribió. Esto es lo que suele hacer un farmacéutico todos los días a la hora de vender un medicamento. Y cuando nada funciona, la receta es rechazada y hay que volver al médico para que la realice nuevamente. Que el paciente tenga su remedio rápido depende de la buena voluntad del farmacéutico que "interprete" la receta, o de que el médico escriba lo mejor posible.

Esto sucede porque los médicos suelen escribir con letra ilegible y en muchos casos, escriben con errores. DIARIO DE CUYO hizo un relevamiento por farmacias locales. El resultado fue que de 10 prescripciones que reciben, 4 son ilegibles. Sin embargo, los especialistas del rubro dicen que ya están acostumbrados a lidiar con esta situación.

La problemática no es nueva ni exclusiva de San Juan. Y si estas buenas voluntades no están, entonces no queda otra alternativa que volver al médico para que corrija lo escrito, con la pérdida de tiempo y paciencia que esto implica. Para evitar esto, hay que estar muy atento en el momento de la visita al especialista. Y aunque hay una ley que prevé que la receta se haga de manera legible y sin errores, no se prevé sanciones al médico cuando comete una falta.

En Buenos Aires, por primera vez, el Colegio Farmacéutico realizó estadísticas al respecto, llegando a la siguiente conclusión: dos de cada diez prescripciones no son aceptadas. En San Juan no hay cifras oficiales.

"Es parte de la atención farmacéutica el entender qué dice la receta. Los médicos siempre tuvieron pésima caligrafía y es un desafío entender lo que escriben", dijo Juan Carlos Monserrat, del Colegio Farmacéutico de San Juan.

El problema surge cuando las personas tienen que volver varias veces para que rehagan la receta. Esta situación llevó a que se elabore un proyecto de ley que avanza en el Congreso de la Nación y que ya tiene media sanción en Diputados. El proyecto prevé la habilitación del medio electrónico para la confección de recetas médicas. En la actualidad, hay una norma que exige que las recetas deben ser escritas de puño y letra del médico. "No creo que esta sea una solución. De todos modos, en las farmacias se las arreglan para leer lo que dicen las recetas", dijo Jorge Urcullu, al frente del Colegio Médico de San Juan.