Luego de que el papa Francisco criticó a quienes cobran por los sacramentos y condenó que algunas parroquias se conviertan en "casas de negocio", un grupo de sacerdotes sanjuaninos coincidió con el Sumo Pontífice al entender que la Iglesia Católica debe mostrar austeridad. Pero aclaró que no puede dejar de recibir las ofrendas por celebrar bautismos o casamientos pues las consideran clave para mantener los templos, ya sea para el pago de impuestos o servicios como para la actividad administrativa.
Cuando en Italia el Papa reflexionó sobre la liturgia del día en que Jesús expulsó a los mercaderes del Templo, por haberlo profanado, hizo una comparación con la actualidad criticando que en las iglesias está la "lista de precios" para el bautismo o el casamiento. Al respecto, los sacerdotes consultados indicaron que ese pedido de dinero se trata de una colaboración de los fieles, de una ofrenda voluntaria.
"Sin esa ayuda de la comunidad no sé si podrían mantenerse las parroquias, pagar los servicios y demás gastos. La salvación es gratuita, porque nos la dio Jesús en la cruz. Y es absolutamente innegociable que se venda o compre un sacramento. Lo que el Papa nos dice es lo que se ha dicho siempre: austeridad, transparencia con la comunidad. Quizá el modo, la forma en la que se solicita la colaboración para los sacramentos no sea la mejor, porque se habla de cobro, de cuánto cuesta esto o lo otro’, dijo Víctor Hugo Gallardo, párroco de La Sagrada Familia, de Zonda.
"Lo que acá se pide a los fieles es una colaboración y jamás se le ha negado el sacramento a nadie. La ofrenda de la comunidad con los sacramentos es importante porque de ahí se paga la luz, el gas, la pintura, los impuestos y hasta las flores que adornan el templo o el sueldo del sacristán que lleva todos los papeles. No podríamos dejar de recibir esa ayuda en estos momentos y creo que los fieles saben que se trata de una colaboración. El Papa conoce el mundo y debe haber visto algo que no le gusta, por eso condenó a los que quieren hacer negocios con la Iglesia, a los que caen en la simonía (el pecado de tratar de obtener prebendas o beneficios eclesiásticos a cambio de dinero)’, expresó José Juan García, sacerdote de la parroquia Nuestra Señora de Tulum, Rawson. "El pago es a voluntad y no me consta que alguien se haya quedado sin recibir un sacramento por falta de dinero. La Iglesia Católica es la más pobre de todas y por eso esta colaboración sirve al sostenimiento’, apuntó José María Nieto, párroco en Nuestra Señora del Carmen, de Los Berros.
Los sacramentos para lo que se pide dinero son el bautismo y el casamiento. Los montos son sugeridos todos los años por el Arzobispado de San Juan y promedian $120 para un bautismo y $400 para un casamiento. Sin embargo, en algunos templos no se cobra o, en contraposición, son más altos de acuerdo a la zona, los costos de mantenimiento del templo o lo que puedan ofrecer como servicio (ornamentación, flores naturales, música). Por ejemplo, en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de Sarmiento, no se abona dinero por el casamiento, pero en la parroquia de La Merced, en Capital, esa misma celebración religiosa cuesta $700.
"Es muy difícil no llegar a solicitar una colaboración monetaria porque nos permiten afrontar gastos de impuestos o servicios. A veces, ha servido para la comida o el sustento diario", expresó Omar Mercado, sacerdote de la parroquia San Juan María Vianney, de Santa Lucía.