‘Parece que duerme, mi reina. Tan hermosa, tan alegre que era’, sollozaba Cristina junto al féretro. Ella es la mamá de Carla Chiffel, la joven alumna de la UNSJ que murió mientras hacía deportes en El Palomar, el martes pasado. Su fallecimiento tiene destrozada a su familia y conmovió a la comunidad universitaria, especialmente porque era una chica muy querida, carismática y alegre, que dejó muchos sueños en el camino. Apenas tenía 22 años y ayer la despidieron con profundas muestras de dolor.
A Carla siempre le gustó la actividad física. Iba al gimnasio y cuando no podía, salía a caminar con su hermana o su novio. Al Palomar empezó a ir por las mañanas a hacer aerobics y el martes estaba realizando una caminata para entrar en calor cuando se descompuso. Pese al auxilio médico y los intentos por salvarle la vida, murió allí mismo. Según dijo el rector de la UNSJ, Oscar Nasisi, quien ayer acompañó a los Chiffel en el sepelio, la causa de su deceso fue una cardiopatía compatible con un episodio de muerte súbita.
‘Ella era sana, nunca tuvo problemas de nada, jamás acusó un dolor en el pecho o que le faltara la respiración o algo que diera una señal de que estuviera enferma. Siempre estaba haciendo deportes. Por eso cuando me llamaron de la Universidad y me dijeron que estaba descompuesta, venía pensando si me la llevaba a la casa o al hospital. Entré al Palomar y el médico me dijo que tenía mala noticias. Entonces allí la vi en el suelo, tapada con una sábana. Le destapé la cara y fue lo peor que me pasó’, contó Carlos, el papá, quien se quebró por enésima vez.
Carla había hecho la primaria en la escuela Arturo Illia y egresó de la secundaria en la escuela Belgrano. En su camino universitario empezó a cursar Trabajo Social, pero hizo un semestre y se dio cuenta que no era lo suyo. Así fue que al año siguiente empezó el profesorado de Historia en la Facultad de Filosofía y ya estaba en tercer año. Es que quería enseñar y llevaba la carrera al día. Ayer, algunas profesoras que fueron al sepelio la recordaron como una muy buena alumna, siempre de buen humor y comprometida con la facultad, al punto que siempre estaba colaborando con el centro de estudiantes.
Era hiperactiva y le gustaba estar con sus amigas y amigos, salir, escuchar música y estudiar. ‘Ella se levantaba temprano, desayunaba, se ponía a hacer cosas de la facultad y después se iba a hacer gimnasia. Y ya en la tarde iba a la facultad. Siempre tenía cosas por hacer. El martes hizo su rutina de siempre: se levantó tempranito a desayunar, prendió la computadora porque quería hacer unas cosas y la dejé con mi esposa porque yo me fui a trabajar. Nunca pensé que no la iba a ver más con vida’, agregó el papá.
Ayer, recordaban que Carla estaba muy motivada con un proyecto para generar ingresos. Junto a María Fernanda, su hermana menor (Carla era la del medio, mientras que la mayor es Cintia) estaban por hacer disfraces para niños y luego poder alquilarlos. Ya había desempolvado unas máquinas de coser que tenía su abuela, quien hacía costuras, y a la vez buscaba en Internet muchas ideas para hacer los disfraces. En ese proyecto estaba y en su deseo de ser profesora cuando la encontró la muerte de forma repentina. Ayer, quienes la conocían seguían sin creer su trágico destino.