�Gustavo De Marchi (jefe de la compañía Comando e integrante del aparato para combatir la subversión) fue condenado el 4 de julio de este año, en un juicio histórico que se desarrolló en el Rectorado de la UNSJ, a 25 años de prisión, mientras que Jorge Olivera (jefe de Inteligencia del RIM 22 en la época del golpe militar) recibió la condena más dura: cadena perpetua.
Entre las medidas dispuestas en su búsqueda, la Justicia les congeló los bienes y cuentas y las de sus esposas e hijos. En la mira había propiedades, campos y hasta fideicomisos millonarios, con los que podrían estarse financiando mientras se encuentran prófugos.
Además, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación ofreció 2 millones de pesos como recompensa por aportar datos sobre el paradero de ambos militares, pero la medida hasta ahora no dio resultados.
