En la década del ’20, las alumnas estudiaban Economía Doméstica con un libro que les enseñaba cómo ser buenas amas de casa. En unas hojas amarillentas, aparecen consejos sobre cuánta comida hacer en un almuerzo para no desperdiciar nada o cómo comportarse en una reunión. A su vez, a fines del 1800, en la Escuela de Enología estudiaban sobre fruticultura en libros franceses que Sarmiento mandó traer de aquel país, impecablemente conservados. En una muestra que sus organizadores definieron como única pues no saben si podrá repetirse, ayer exhibieron decenas de objetos que atraviesan dos siglos de educación bajo el Programa Memoria de la Educación Antigua. Fue en la escuela de Enología y para la cual cinco instituciones desempolvaron algunos de sus reliquias para mostrar lo que usaban los estudiantes de antaño.
Fue un viaje al pasado, con algunos de los libros de oro de las instituciones, en el que asentaron los hechos más importantes de las escuelas a lo largo de los años y perlitas como dibujos hechos a mano y pintados con lápices, a falta de impresoras o programas de diseño. También expusieron algunos muebles antiguos, fotos históricas y diferentes textos que rescataron del olvido en las diferentes bibliotecas escolares. La escuela anfitriona, la de Enología, aprovechó también para mostrar algunos objetos que tiene en su poco conocido museo, que está cerrado al público pero que ayer volvieron a ver la luz por unas horas.
La iniciativa fue del Programa Nacional Memoria de la Educación Antigua, que pretende recuperar el patrimonio histórico educativo de las escuelas y dar a conocer los discursos pedagógicos de las diferentes épocas, explicó la referente local, Mónica Ortega. Hasta ahora, habían apostado a capacitación docentes y las exposiciones habían sido virtuales, por lo que ayer por primera vez organizaron una muestra de este tipo.
