Fue una profesora de inglés, llamada Ida Wickersham, la que conquistó el corazón de Sarmiento, en Estados Unidos. En esa época, la mujer estaba casada, pero años después se divorció y le pidió a Sarmiento, cuando era presidente de Argentina, que la trajera junto al grupo de maestras norteamericanas. Pero el corazón del sanjuanino ya estaba ocupado por la hija de su amigo Dalmacio Vélez Sarsfield. El romance con Ida, surgió durante el segundo viaje que hizo a Estados Unidos, al ser nombrado ministro Plenipotenciario, poco después de haber renunciado a la gobernación de San Juan.

El deslumbramiento con ese país se había producido durante su primera visita, en 1847. En ambos viajes, Massachusetts y la capital, Boston, funcionaron como una potente lupa que permitió a Sarmiento apreciar los ideales norteamericanos. El sentimiento de admiración fue recíproco. En el primer viaje conoció a Horace Mann, que era el gran reformador de la educación primaria. De él Sarmiento escribió: "Vivía fuera de Boston, y hube que tomarme el ferrocarril para dirigirme a Newton-East, pequeña aldea de su residencia". Gracias a este hombre, obtuvo diversas cartas de recomendación.

El segundo viaje lo realizó en 1865, pero ya como diplomático del gobierno argentino, que estaba presidido por Bartolomé Mitre. Horace Mann había muerto, y su viuda, Mary Peabody Mann, pertenecía a una prominente familia intelectual, muy relacionada. Sarmiento mantuvo con ella una profunda amistad revelada a través de una extensa correspondencia epistolar. Fue esta mujer la responsable de la primera traducción al inglés de Facundo o Civilización y barbarie, y de algunas partes de Recuerdos de Provincia.

Estas amistades fueron fundamentales para Sarmiento y para que terminara de perfilar sus sistema educativo público. Durante su presidencia, Mary Mann fue quien gestionó la "exportación" de maestras norteamericanas, para que enseñen, con su propia formación, en Argentina. Sarmiento asumió la presidencia con unos 30.000 chicos en las escuelas y seis años después la cifra llegó a 100.000.

De regreso a la Argentina, en 1868 y en pleno viaje, Sarmiento se enteró que durante su ausencia el timón político había girado vertiginosamente y que en las elecciones, fue elegido Presidente de la Nación. Poco antes de recibir la buena nueva, el hijo de su amigo Mitre, le dio la peor noticia de su vida: Dominguito había muerto desangrado por el impacto de una bala en el talón. Hacía cuatro años que Sarmiento se había distanciado de su hijo. Dominguito murió un 22 de septiembre, en Paraguay, el mismo país donde falleció Sarmiento.