El Tránsito de María es, en el catolicismo, la glorificación del cuerpo de la Virgen María mediante la definitiva donación de la inmortalidad gloriosa sin pasar por la muerte, es decir, al contrario que sucede en la muerte humana, la intervención divina de su hijo hizo que cuerpo y alma glorificados no se separasen en espera del juicio final y ascendieran unidos a los cielos.