Hace un par de años llegó acompañado de su madre y tímidamente preguntó si podía inscribirse. Hoy, con 14 años y más de 1,80 de altura, Rodrigo Bazán, como se cuenta en la crónica hace casi 30 kilómetros en su bicicleta para divertirse jugando al básquetbol. Es una de las promesas de la escuelita.