San Juan, 9 de marzo.- Cualquiera que transite con su vehículo por calle Coll y decida doblar por Almirante Brown, en Rivadavia, encontrará un pozo de dimensiones descomunales, como si un meteorito hubiese caído allí mismo, dejando a su paso una especie de agujero negro. Aunque suene exagerado, no lo es. Y esto representa sólo el ingreso al Barrio Huazihul, un vecindario que pide ayuda a gritos, un vecindario descuidado.
El tema de los baches en las calles es una constante. Sin embargo, en algunas de las arterias se vuelve casi imposible transitar. Al menos sin dañar el vehículo o accidentarse. Hace unos meses, vecinos de Juan José Paso entre Cabildo y Primera Junta, denunciaron la peligrosa existencia de pozos que se encuentran allí desde hace más de un año, todavía sin solución. Y es que en este caso particular, desde el Municipio afirman que las tareas de reparación debe hacerlas OSSE, por tratarse de daños causados por la colocación de cloacas. ¿El inconveniente? La gente que vive y circula habitualmente por ahí debe seguir esperando.
La arboleda también es un problema aún sin solución en el Barrio Huazihul. Hay árboles con más de 50 años de vida, y unos 10 metros de largo, cuyas ramas se mezclan entre el cableado de la luz y la TV. Es decir, en la tierra del Viento Zonda, cualquier brisa que corra deja a los vecinos sin esos servicios por varias horas, incluso días. Sin embargo, quienes viven allí son claros: no piden tala, sólo una poda que alivie su situación. “Hemos hecho los reclamos muchas veces, desde la época de Soria venimos denunciando y nadie nos escucha”, es la voz que se repite.
Ni hablar de los árboles secos. Una decena de eucaliptus y sauces muertos (de gran porte) ponen en peligro diariamente a las familias, a los peatones y a los conductores. Las viviendas no están ajenas al riesgo. Una rama que se desprenda bastaría para provocar un daño importante.
La iluminación también es un problema. Las viejas farolas colgantes son un tema de queja constante, por ser la luz escasa para la cantidad de cuadras que componen el vecindario y porque este tipo de luminaria se queda sin energía cada vez que corre una brisa fuerte. "A veces estamos dos o tres días sin luz en las veredas", dijo una de las vecinas consultadas.
A uno de los barrios legendarios de la provincia le está ganando el descuido y la despreocupación. Una pena.