Puede sintetizarse en lo siguiente, según indicaron a Suplemento Verde de DIARIO DE CUYO:

1) Innovación tecnológica a corto plazo.<XB> Modelos de cosecha asistida. Consiste en la adaptación o desarrollo de máquinas y herramientas que permitan humanizar el trabajo y aumentar la productividad de la mano de obra, sin realizar modificaciones en los cultivos. Carros cosecheros y cosecha en bin son los más difundidos, pero se sigue trabajando en otras alternativas. Sus principales ventajas son: reducir el esfuerzo del cosechador, aumentar entre el 80 y el 100% la productividad del trabajo, puede incorporar un perfil más amplio de posibles trabajadores, aumenta la remuneración diaria al trabajador sin aumentar el costo de cosecha, mejora la calidad de la materia prima por reducción de impurezas y del tiempo de cosecha. Su principal desventaja es el costo de inversión de las máquinas y herramientas necesarias y la desconfianza de los trabajadores a una nueva rutina de trabajo.

<BF>2) Innovación tecnológica a mediano y largo plazo.<XB> Mecanización integral de los viñedos. Consiste en el desarrollo tanto de maquinaria como de diseños de cultivo que contemplen la particularidad de la viticultura cuyana: bajas escalas y por lo tanto la necesidad de una alta productividad por unidad de superficie. La principal ventaja es el aumento de la productividad del trabajo mejorando las condiciones laborales y reduciendo los costos de producción, aumentando la competitividad del sector. A esto se suma la posibilidad del desarrollo de industrias anexas (metalmecánica, por ejemplo) con productos de alto valor agregado.

<BF>3) Cambios en la organización de la producción. <XB>Toda la cadena agroalimentaria se ve afectada por esta crisis estructural, por lo tanto es necesario repensar nuevas formas de organización y de vinculación entre los actores para que las innovaciones tecnológicas alcancen a la mayoría de los viticultores. El alto costo de inversión de las máquinas y herramientas hace que solo puedan adquirirlas aquellos productores que, por las escalas de trabajo, pueden amortizarlas en un tiempo razonable. Los prestadores de servicios agrícolas serían los nuevos actores en el sector. Estos, como nexo entre la industria y productores podrían facilitar el acceso a las tecnologías que permitan aumentar la productividad del trabajo. La principal ventaja para los productores sería la posibilidad de producir reduciendo su capital de trabajo, costos de producción e incluso (como se hace actualmente con la cosecha) financiar determinadas tareas. La industria optimizaría la provisión de materia prima con una mejora sustancial en la calidad y, si está a su alcance, financiar otras tareas que hoy el productor por falta de medios no puede realizar.

La activa participación de los diferentes actores de la cadena, más representantes del gobierno provincial y de instituciones de investigación y desarrollo en los sucesivos talleres ya dio sus primeros frutos. Actualmente la Agencia Calidad San Juan financia un estudio de procesos desde la vendimia hasta la molienda de uva donde se evaluarán los puntos críticos del mismo y alternativas al modelo tradicional. El gobierno de la provincia a través del Ministerio de la Producción financiará equipos para cosecha asistida destinados a municipios y entidades de productores; y a través de la Subsecretaría de Ciencia y Tecnología financia el desarrollo de un prototipo de vendimiadora para sistemas de conducción de alto potencial productivo resultado de un proyecto conjunto entre INTA y la Universidad Nacional de San Juan.

Estos son los primeros pasos del necesario camino de la modernización vitivinícola de la provincia con el importante desafío de aumentar la competitividad de la cadena, pero en un marco inclusivo e integrador, donde todos los actores se vean beneficiados. Este desafío sólo podrá ser alcanzado con la activa participación de todo el sector.