Pronto, el fuego arderá sobre el armazón de hierro cubierto por papel o pasto seco. Y la cara divertida, burlona y con aire diabólico quedará en medio de las llamas, tal como sucedía en los cierres del carnaval sanjuanino desde fines del siglo XIX. Es que, a pesar de que con el paso de los años la tradición cambió y hasta fue dejada de lado, este año en Ullum, Calingasta y Angaco se reedita el tradicional cierre del festejo de carnaval: la quema del Rey Momo.
Desde las tradicionales fiestas paganas de hace más de 5.000 años, la aparición de Momo, considerado el dios de la burla, amo de la sátira y la ironía y rey de los carnavales, significa el comienzo de ese festejo. Y su quema simboliza el cierre de carnaval. Su origen tiene que ver con la historia de Baco, el Dios del Vino en la mitología romana (basado, a su vez, en el Dioniso de la mitología griega). Y era presentado con las características propias del bufón: gorro con cascabeles, cetro y máscaras.
"No hay datos claros, pero según los periódicos de la época, la quema del Rey Momo comenzó a realizarse en San Juan a fines del siglo XIX", cuenta María Julia Gnecco, directora del museo Gnecco. Y dice que en ese momento y durante la primera mitad del siglo XX, Momo se representaba como un hombre alto y gordo que estaba de pie. El gran monigote que quedaba consumido por las llamas se armaba con papel y trapos y se quemaba en la calle, en la jornada de cierre del carnaval. Además se le colocaba en el medio bombas de estruendo armadas en un receptáculo de metal relleno con pólvora que, además de explotar, provocaba chispas que divertían a la gente.
Más adelante, la tradición de quemar a Momo se hizo más fuerte. Según recuerda Jaime de Lara, encargado del área de Turismo a lo largo de cuatro periodos gubernamentales, después de la década del "60 cada agrupación que se presentaba en el carnaval llevaba su propio Rey Momo. Todos eran incinerados en el medio de la calle, inclusive cuando el desfile de carnaval comenzó a realizarse por Ignacio de la Roza. El ex funcionario comentó que cada organización representaba al rey de la burla con distintas formas y colores, no había estándares sobre su imagen. Y en ese momento, la pirotecnia de colores comenzó a suplantar a las bombas de estruendo dando más colorido a las llamas.
De Lara dice que no sabe con exactitud cuál fue el motivo por el que la tradición desapareció. Pero lo relaciona con la inconstancia en la realización del festejo, que a fines de los "80 y principios de los "90 estuvo a punto de morir.
En los últimos años, el origen del Rey Momo, Baco, tomó relevancia en la provincia apareciendo en distintos eventos (ver aparte). Y ahora algunos departamentos comenzaron a armar nuevamente el gran muñeco para incinerarlo. Esta vez, tres de ellos están preparándolo para el festejo de carnaval 2011.
Según comentó la encargada de Cultura de Angaco, María Luz Fernández, ya comenzaron a armar la estructura de hierro que envuelven con pasto seco y bolsas y que se transformará en el gran muñeco de color negro y rojo y cara carnavalesca que quemarán el próximo 20 de febrero como cierre de su "Carnaval de las estrellas 2011".
En la Villa Calingasta, el festejo también terminará con la quema de Momo. Omar Toro, encargado de la organización, comentó que en la imagen predominará el color rojo y que tendrá una apariencia muy similar a la del Diablo. El muñeco será incinerado en el camping y estará ubicado sobre la montaña también el próximo 20 de febrero. Mientras tanto, Ullum se unirá a la fogata quemando a Momo el próximo 19 de febrero, cuando termine la fiesta "En Ullum están chayando".