No fue un hecho más de violencia contra una adolescente. El caso de la menor agredida en una fiesta en Santa Lucía y cuya foto se viralizó en las redes sociales a pocas horas del suceso, dejó al descubierto una problemática social profunda. Para los especialistas, la magnitud que alcanzó en las redes sociales y que conllevó a la exposición de menores, con la seguida condena social, es algo que no podrá frenarse, a pesar de las acciones legales que puedan encarar los involucrados. Sin embargo, aseguraron que lo que hay que hacer ahora es debatir el tema en familia y poner en el tapete lo que está bien y lo que está mal. En síntesis: hablar con los hijos. Ésta fue una de las puntas que lanzó una mesa redonda que armó DIARIO DE CUYO para debatir sobre violencia en adolescentes y la exposición en las redes sociales. Del encuentro, que duró más de dos horas, participaron el juez de Menores Jorge Toro; Viviana Meglioli, al frente de Niñez, Adolescencia y Familia de Desarrollo Humano; el abogado Daniel Dávila, uno de los fundadores de la Fundación Padres que logró la modificación de la Ley Seca; Gabriel Martínez, psicólogo especialista en adicción a las nuevas tecnologías; Juan Cruz Dávila, propietario de boliches; Virginia Vila, docente jubilada y promotora de un programa de red de contención familiar; y Fabricio Ferrero, administrador de redes.
�La charla no sólo tuvo como eje la violencia entre adolescentes. El debate fue mucho más allá y se discutió sobre el rol de las redes sociales. Es que, por donde se lo mire este caso tiene sus particularidades. Nació en las redes sociales, la Justicia actuó de oficio e incluso hizo un rastreo en el mundo virtual y fue a través de ese medio que detectó a personas para luego tomarles declaraciones. Una marcha que resultó tener buena convocatoria también se gestó en la redes y hasta aparecieron perfiles en el Facebook destinados a escrachar a los supuestos implicados en las agresiones. Otro de los aspectos que llamó la atención fue que ellos e incluso sus padres, también usaron ese espacio para hacer su descarga y despegarse del caso. A esto se sumó el pedido de justicia de la gente. La Red se transformó también en el sitio donde comenzó una caza de brujas. Aún cuando la Justicia no determina quiénes fueron los implicados, algunos comerciantes y propietarios de boliches publicaron su decisión de no admitir en sus locales al grupo de chicos que fue acusado por sus pares de haber participado en la agresión. En pocas horas, el caso se apoderó de la Red consiguiendo miles de seguidores en los perfiles creados para pedir justicia por la chica. Entonces salió a la luz que la menor venía siendo hostigada desde hace tiempo y su exposición continuó con la foto que subieron en la que aparece tirada en el piso, aparentemente ebria, escupida, lastimada y prácticamente abandonada al intemperie. Fue esto lo que más llamó la atención de los especialistas. Más allá que todos opinaron que la agresión hacia la menor fue aberrante, se mostraron preocupados por la multiplicación tecnológica del hecho y la exposición de nombres y rostros de menores. Algo, que según ellos, es imposible frenar. Pero que hay acciones legales en el área de lo Civil a las que se puede recurrir.
LA VOZ DE LOS ESPECIALISTAS
“La red no se puede parar y detrás hay padres conmocionados. Más allá de la agresión, lo que me preocupa es la exposición sin límites de los menores, el escrache, la condena social a la que quedaron expuestos”, dijo Viviana Meglioli. Por su lado, Fabricio Ferrero aseguró que “las redes sociales no son malas, pero sacan lo peor y lo mejor de los seres humanos. Es sólo un reflejo de lo que hoy le pasa a la sociedad por dentro”. Al respecto, Gabriel Martínez dijo que “la violencia en las redes genera más violencia. Hay gente que canaliza su agresividad por este medio y es una bola de nieve”. “Son un elemento muy poderoso y nos hacen ver las falencias que tenemos”; dijo Daniel Dávila, quien agregó que “el bullying no es nuevo. Casos como éste suceden desde hace 20 años. Me preocupa que no los podamos frenar. Lo que sucede es que esto se dio en un ámbito privado pero explotó en un medio poderosísimo”.
Cómo frenar lo que se publica en las redes sociales fue otro de los temas de debate. Por lo que Martínez dijo que “una alternativa para evitar lo sucedido es conocer el mundo en el que están los chicos, aprender a manejar las herramientas tecnológicas y hablar sobre los valores”. Es que, otro de los puntos que se resaltó en la charla fue la crisis que está enfrentando la familia. Todos coincidieron en afirmar que los adolescentes están reflejando falencias de los adultos. “Lo más complicado de esto es la naturalización de un hecho aberrante. Que se publique en las redes sin esperar consecuencias. Esto es lo que hay que trabajar y eso se hace en el seno de cada familia”, dijo Meglioli. Al respecto, Daniel Dávila agregó: “ya hay una ley que realiza una serie de prohibiciones. Y se puede accionar en lo Civil cuando hay injurias y calumnias. Ahora nos queda ver qué nos pasa como padres que no hacemos que nuestros hijos cumplan las normas”. Por su lado, Jorge Toro agregó que “es preocupante que la gente quiera hacer justicia por mano propia, que se condene sin saber si hay implicados, y sobre todos porque son menores. Me preocupa que todo esto termine en un desencadenante peor”. Juan Cruz Dávila dijo que “hay chicos que ante los padres son una cosa y por la noche muestran otra cara. Por eso hay que saber con quién se junta y cómo es el entorno”.
Tras el intercambio de ideas, los participantes llegaron a una conclusión y es que ya no hay que mirar lo que pasó sino cómo se da un paso adelante. Cada uno de ellos se animó a lanzar una opinión al respecto. Mientras que Meglioli apuntó a concentrarse en el diálogo con los chicos para volver a plantear lo que está bien y lo que está mal, Martínez aseguró que los papás tienen que estar más presentes en la vida de sus hijos. Juan Cruz Dávila dijo que un buen comienzo es conocer al entorno de los hijos. Y Toro aseguró que no hay que continuar demonizando a los chicos. Para concluir, Virginia Vila propuso la creación de una red social donde escuela, familia y Estado trabajen mancomunadamente para contener a los adolescentes.

