"La fe mueve montañas y cura todos los males", este es el lema de cabecera que tiene José Zalazar, luego de sanarse de una gastritis crónica que lo tuvo a mal traer por mucho tiempo. El hombre, que es el encargado de cuidar la capilla de la Virgen de Lourdes en La Legua, Santa Lucía, le atribuye su buen estado de salud a que durante tres años consumió el agua que sale de un surgente que está en el predio donde se encuentra la capilla.

"Llegó un momento en el que no podía comer nada porque todo me caía mal y no había remedio que mejorará mi situación. Un día dije basta de tanto médico, empecé a tomar agua de un pozo que hay a metros de la capilla y una ranitidina por día. Eso fue todo y hoy, luego de que muchos pensaron que tenía cáncer, puedo decir que estoy bien. Este mejoramiento se lo debo cien por ciento a la virgencita que nunca me dejó solo", contó emocionado José, en relación a la patrona de los enfermos. Además señaló que "son muchas las personas que se acercan para agradecer y de paso llevan un poco de agua".

La Capilla de Nuestra Señora de Lourdes data de hace unos 15 años y fue construida a un costado de la Ruta 20, cuando el sacerdote Francisco Enrique estaba a cargo de la comunidad. La imagen de la Virgen, que tiene una gruta sobre el altar de la capilla y que se puede observar fácilmente desde la ruta, fue donada por la familia Oltra hace más de 30 años. Aunque por mucho tiempo estuvo albergada en la casa de la familia Cano hasta que se concretó su lugar definitivo.

Antes de que se construya la capilla, donde vivió el padre Enrique hasta que le dio un ataque de corazón y fue traslado a la parroquia central de Santa Lucía, las misas se realizaban bajo un ranchito. "Eran muchos los vecinos que se acercaban a las celebraciones en aquel momento", recordó Rosa, una de las catequistas.

Actualmente la Virgen de Lourdes puede ser venerada en dos lugares dentro del mismo predio, ya que en verano la misa se realiza en la capilla que está sin techar y en invierno en la que está a un costado y es cerrada. El santuario es visitado durante todo el año por los alumnos del Colegio Parroquial de Santa Lucía, que lo utilizan para hacer actividades al aire libre.