El ajo, uno de los cultivos de la columna vertebral de la chacra sanjuanina por décadas, vive un panorama complejo. Es que desde la campaña 2006/2007, la mejor que se recuerde, se sembraron en la provincia 2.800 hectáreas y, año a año, esa superficie se redujo al punto que en esta campaña se cubrieron con cabezas blancas apenas 700 hectáreas. Y es más, en el departamento Calingasta, principal polo del ajo, estiman que se sembraron apenas 180 hectáreas, casi la mitad que la temporada que pasó. Las razones de esta caída no son muy distintas a las que se esgrimen con otros cultivos locales: falta de competitividad y la escasez de agua.