San Juan, 10 de septiembre.- El 24 de octubre del 2013, Camila Brusotti ingresó al sanatorio Cimyn con heridas, que según dijo al principio su mamá, provocadas por la caída de un caballo. Los médicos advirtieron que esto no fue así y rápidamente hicieron la denuncia por violencia familiar.

La brutal golpiza que recibió la nena le valió estar en grave estado y al borde de la muerte por dos meses. Después, su recuperación fue meteórica. A principios de enero, tres meses después del ataque, comenzó a caminar sola, hablar con fluidez e interactuar con su familia.

En la actualidad, y pese a los pronósticos iniciales, Camila asiste a la escuela y lleva una vida con total normalidad. No le quedaron secuelas físicas de la brutal golpiza.

La madre, la autora

La investigación policial apuntó primero contra el padrastro de la nena, Pedro Oris, pero bastaron algunas semanas para que se comprobara que la autora material del ataque que dejó a la nena en el hospital fue su propia madre, Alejandra Ríos. Sin embargo, los dos quedaron presos.