Agitando banderitas argentinas, los rubios Iida y Tuomas Vitikka enfilaban al cerro con una sonrisa de oreja a oreja. Ellos son hermanos y nacieron en Oulu, una ciudad ubicada a tres horas del Círculo Polar. Los finlandeses están recorriendo el país y amigos que hicieron en Mendoza les contaron de la Fiesta del Sol. Y, alma de mochileros, llegaron ayer en micro desde la vecina provincia, dejaron sus bártulos en un hotel y se mandaron para el cerro, para ver desde adentro "la fiesta que celebra el verano", según dijeron. Con un mate en mano, el misionero Fernando quería hacer una comparación de la Fiesta del Sol con la del Inmigrante, la más importante de Misiones, junto a sus amigas mendocinas Valeria y Gabriela, que tienen obviamente la de la Vendimia. Todos fueron invitados por Melisa y Marcelo, dos sanjuaninos que defienden a muerte la celebración local, y por eso los llevaron bien temprano al cerro. La montaña, tribuna natural del autódromo El Zonda-Eduardo Copello, vibró en la previa y mostró un verdadero crisol, con sus ya clásicas postales de la gente con heladeritas, parrillas con asado, mate y semitas. Afuera, largas filas de autos tratando de llegar al autódromo ponían a prueba la paciencia de los conductores.

Los hermanos Vitikka, que hablan perfecto español, ya hace un tiempo largo que dejaron el frío polar del pueblo en el hogar paterno para recorrer el mundo. La aventura los llevó ayer al autódromo, solos, sin ningún anfitrión, pero con ganas de sumar otra bolita a su rosario de anécdotas. "Sólo sabemos que es un espectáculo musical muy importante y que eligen a una reina. Nos dijeron que es una fiesta que celebra el verano, el Sol, y que teníamos que conocerla. Y acá estamos", dijo Iida.

José y Mónica González son de Mendoza y a las 18 ya estaban instalados frente al escenario, con un "mate listo" y una heladera con bebidas y sandwichs. "La verdad que los sanjuaninos tienen una preciosura de Fiesta. Es la segunda vez que venimos y de acá nos volvemos a Mendoza, para ver la Vendimia. Son dos fiestas totalmente distintas e igual de bonitas", dijo José, vestido con una camiseta de Godoy Cruz.

A varias decenas de metros de ellos, los bonaerenses Roberto y Graciela Agüero aprovecharon una visita a la familia sanjuanina para venir a ver el cierre en el autódromo. Son de González Catán y, como ya sabían de la fama por los comentarios de sus familiares, no querían perdérsela. "Cómo será que nos prendimos con la Fiesta, que ya fuimos a la feria y al Carrusel. La verdad que está linda", contó Roberto.

En el aguante a las candidatas, los que llegaron en barra y usaron los desniveles del cerro como reposeras, con frazadas y almohadas, fueron cuatro familias de 25 de Mayo, los Mercado, Godoy, Romero y Amaya. "Salimos a las 3 de la tarde de Santa Rosa y nos vamos a quedar hasta que termine el espectáculo, haciéndole el aguante a nuestra candidata, Johana Chávez", dijo María Amaya. Cerca de ellos, la familia y los amigos de Marisa Montaño, la candidata de Iglesia, usaban tachos de pintura vacíos como tambores y, al estilo futbolero, inventaban canciones. Si hasta desplegaron una larga bandera con los colores de Argentina y la palabra Iglesia.

Entre los niños que pintaban carteles y los hombres que juntaban piedras para armar un refugio para la parrilla, el rivadaviense Alfredo Pérez escuchaba la carrera de ciclismo, con la radio pegada a la oreja. Aunque hubiese querido estar viendo el Giro del Sol, lo llevaron al cerro las mujeres de la casa. Igual, reconoció con risa, mucha resistencia no opuso.

El aguante, como pasa cada año, volvió a mostrar su postal de color, expectativa y esa vibra tan particular que va bajando del cerro al escenario.