Los recuerdos son el tesoro más preciado que tienen los socios del Club Español. Sobre todo los que vivieron las décadas del ’50 y ’60, época de esplendor de esta institución, que nació para hacer menos doloroso el desarraigo de quienes dejaron la Madre Patria para comenzar una nueva vida en San Juan. El próximo martes cumplirá 100 años, y los socios lo festejarán hoy con una misa a las 11 en la Catedral y un brindis en la Casa España, para celebrar que el club sigue vivo.
Corría el año 1879 y algunos inmigrantes de aquellas tierras fundaron la Sociedad Española de Socorros Mutuos, para asistir, contener y ayudar a establecerse a los españoles que seguían llegando a la provincia. Tarea que cumplió sin contemplar la parte social y recreativa, pero hasta 1911. El 30 de agosto de ese año se fundó el Club Social Español. De esta manera, los juegos de dama, dominó y cartas, los bailes de carnaval y las tertulias, tal como se realizaban en España, comenzaron a instalarse como fiestas tradicionales en la provincia.
"Eran todo un acontecimiento asistir a estas fiestas. Desde un par de semanas antes comenzábamos a preparar el vestuario y los peinados. La mayoría de las veces estrenábamos vestidos. Fue una época inolvidable", dijo Placer Roca de Reus, una de las socias del club.
Tanto la Sociedad Española de Socorros Mutuos como el Club Español, funcionaron en un salón alquilado hasta que, con el aporte de los socios, se compró una propiedad en pleno centro, frente a la Plaza 25 de Mayo y al lado de la antigua Catedral. Allí se edificó la Casa España, sede de ambas instituciones y uno de los "edificios más suntuosos que tuvo la ciudad sanjuanina en la década del ’20", tal como lo describió el historiador Horacio Videla en su libro "Retablo Sanjuanino". La casa se inauguró en 1925 y unos meses antes de festejar su Boda de Plata, fue demolida, según los socios del Club Español, por algo que algunos llamaron progreso.
"Ocurrió el terremoto del ’44, pero la casa no sufrió ni un rasguño. Pero como el plan de reconstrucción de la ciudad después de este siniestro incluyó la apertura de la avenida José Ignacio de la Roza, justo donde estaba la Casa España, no hubo más opción que demoler este edificio. Eso no derrumbó al club", contó José Vicente Mestre Monserrat, presidente del club.
Los juegos y bailes multitudinarios volvieron 4 años más tarde cuando, los miembros de la Sociedad Española de Socorros Mutuos y los socios del Club Español inauguraron una nueva Casa España, también frente a la Plaza 25 pero sobre calle Rivadavia. Un edificio de 5 pisos, con una arquitectura similar al edificio original, y único con estilo antiguo en medio de una ciudad moderna.
La otra historia
La nueva era del Club Español contó en sus comienzos con 1.500 socios que, de lunes a viernes, copaban las instalaciones para desarrollar las actividades recreativas que se incorporaron gracias a la flamante construcción y servicios de la Casa España. "Entrabas a la casa y realmente te faltaba tiempo para disfrutar de todo lo que podías hacer para divertirte. Había un comedor, una biblioteca, una sala de lectura, un salón de juegos de mesa, un casino, una cancha de pelota vasca, una pista de baile al aire libre donde realizaban los tradicionales bailes de carnaval y un salón de baile cerrado donde se hacían las fiestas de cumpleaños de 15, de casamiento y las tertulias para festejar el 12 de Octubre y el 13 de Junio. Pero poco queda de todo eso", dijo María Isabel Larrauri, otra socia del club.
Según contó Larrauri, la popularidad del club comenzó a decaer a fines de los ’70, época en que la colectividad española que hasta ese entonces se concentraba toda en esta institución empezó a disgregarse cuando los valencianos, los vascos, los baleares y los andaluces se separaron para formar sus propios centros. Y cuando se pusieron de moda los salones y quintas para los festejos de cumpleaños y casamientos. Actualmente el Club Social tiene sólo 150 socios, y usa menos de la mitad de las instalaciones de la Casa España. Las autoridades del club le alquilaron parte del edificio a la Universidad Católica de Cuyo para poder mantener el edificio.

