En los niveles superiores de ingreso de Cerro Rico, a unos 70 metros de altura, aparece la figura de “El Tío”. Esta es una antigua leyenda minera que relata que El Tío es la representación del demonio o de una deidad horrenda que es dueño y señor de las minas. Es por ello que desde antaño los mineros (en un principio aborígenes) realizan permanentes ofrendas a modo de agradecimiento para poder sacar el mineral de las entrañas de la mina y poder evitar cualquier tipo de accidente o derrumbe durante las tareas laborales.