Un total de 119 personas son las encargadas de controlar que todo funcione perfectamente y que no haya robos ni sustracciones de elementos en el Centro Cívico. Y todo coordinado por el director de Control Operativo, Daniel Cárcamo.

Para la seguridad hay 50 personas, tanto dentro como fuera del edificio. Porque hasta deben supervisar que no haya sustracciones de los plantines cada vez que los reponen en los jardines que rodean al edificio. Todas esas personas están capacitadas para actuar en casos de catástrofes, como un incendio o un terremoto.

Para el cuidado del edificio son otras 30 personas que, por ejemplo, tienen que controlar el funcionamiento de los baños. Lo más común son las roturas de las tapas de los inodoros, pero en su interior han encontrado desde celulares a billeteras y pañales.

Por suerte, según contó Cárcamo, hasta ahora no han tenido que lamentar ninguna rotura importante por mal uso de algún elemento. Sólo se han cambiado partes por el desgaste de las horas de uso. Por ejemplo rodamientos de los equipos de ventilación. Para esta última tarea son otras 30 las personas responsables.

Desde la oficina de Control Operativo también son responsables del cuidado de 5 salas de reuniones que hay en el edificio, 2 salas de conferencias, el Auditorio Eloy Camus, el Salón Cruce de los Andes y la plaza seca. Para estas tareas hay otras 9 personas.

Si se pierde la llave de un armario o se quema una luminaria, desde el área respectiva se hace el reclamo a la sala de monitoreo, ubicada en el ámbito de Control Operativo en el subsuelo y desde ahí se dispone la solución al problema.

“Queremos demostrar que los bienes públicos se pueden cuidar en el ámbito del propio Estado”, dijo Cárcamo.

La intención desde el Ministerio de Infraestructura es trasladar la experiencia del Centro Cívico a futuros grandes edificios como el nuevo Hospital Rawson, el museo o el futuro Estadio del Bicentenario.