Acaba de cumplir 97 años y pasó 55 a cargo de la bodega Las Lomas. Se trata de Andrés Cortez, un ullunero que vivió adentro de esta bodega durante casi toda su vida. Con apenas 11 años empezó a hacer los mandados a don Santiago Graffigna. Después fue adquiriendo responsabilidades, hasta llegar a ser quien tenía las llaves de todo el lugar.

Como si el tiempo no hubiese pasado, Andrés recuerda cada jornada de trabajo. Y es cuando se le corre una lágrima. “Me llenaron la bodega de agua para que me olvidara. Pero igual yo volví un día y me metí para volver a verla”, cuenta el hombre (en la foto de arriba es el primero a la izquierda).

“Yo tocaba la campana para que los peones entraran a trabajar y salieran. Nunca tuve horario ni descanso. Esto era mi vida y acá tuve mi familia y nacieron y crecieron mis hijos”, cuenta Andrés. “55 años”, repite cada tanto uno de los hombres que tuvieron la oportunidad de vivir en el corazón del ícono de la vitivinicultura local. Al igual que el resto de los ulluneros que vivieron antes del llenado del lago, no puede olvidar las reuniones sociales y las fiestas. Los niños jugando entre los cerros y los caballos tirando autos para que atravesaran el río San Juan y llegaran a la ciudad.