�El 23 de abril de 2014, el Indec resolvió discontinuar la elaboración y difusión del indicador de pobreza e indigencia, aduciendo ‘severas carencias metodológicas‘. Así el último relevamiento de este tipo de datos se realizó a mediados del 2013, durante el último mandato de la Cristina Fernández.
Las explicaciones sobre por qué se dejaron de difundir estas cifras vinieron mucho después, en marzo de 2015, cuando el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, admitió desconocer ‘el número de pobres‘ y consideró esa medición como “bastante estigmatizante‘.
Pero tres meses más tarde, y sin que se supiera ninguna medición oficial, la propia presidenta, ante la 39na Asamblea de la FAO aseguró que el índice de pobreza se ubicaba en Argentina ‘por debajo del 5 por ciento, y el índice de indigencia en 1,27 por ciento‘, gracias a las políticas activas implementadas a partir de 2003.
Ya en esos momentos el Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), estimaba que el índice de pobreza trepaba en el 2014 al 27 por ciento de la población, mientras que la propia CTA oficialista la había estimado en el 17,8 por ciento. El entonces jefe de Gabinete y luego candidato a gobernador bonaerense del Frente para la Victoria, Aníbal Fernández, calificó como ‘falaz‘ la medición de la UCA al sostener que no estaba ‘cerca de la realidad ni por casualidad y el cálculo es pésimo‘.