La lista de padres e hijos que comparten el talento, la habilidad pero fundamentalmente la pasión por el deporte es interminable. Cientos y cientos son los nombres que la integran, en distintos rubros, épocas y lugares del mundo. Hay entre ellos verdaderos campeones, como los sanjuaninos Quiroga (estrellas del volley desde Daniel a Rodrigo y sus hermanos), los Sisterna en el automovilismo, al igual que los Cerdera o los Velazquez que desde siempre brillaron tanto en las canchas de hockey como en el fútbol, sólo por citar algunas figuras locales.
 
Realmente el fútbol ha dado también muchas herencias de familia: los Verón -se dice que Juan Sebastián es una versión mejorada de su padre-, los Higuaín y yendo más lejos Zinedine Zidane, fue mejor jugador del mundo según la FIFA en los años 1998, 2000 y 2003 y es padre de Enzo Zidane, un joven de 17 años que ya juega en las fuerzas básicas del Real Madrid o Cesare y Paolo Maldini que son de los pocos que como padre e hijo han ganando títulos en la Champions League. Ambos lo consiguieron con el Milan.
 
Hay más destacados que supieron transmitir el amor por su deporte a sus hijos como el alemán Michael Schumacher que fue siete veces campeón de la Fórmula Uno y papá de Mick Schumacher que desde la adolescencia es considerado una promesa en el automovilismo ó el legendario boxeador Muhammad Ali, a quien su hija Laila le siguió sus pasos aunque no pudo igualarlo en los cuadriláteros, pero sí logró 24 victorias consecutivas.