Después de que apareciera un perro callejero electrocutado en el Parque de Mayo, el 11 de noviembre de 2009, la Justicia de Faltas ordenó cerrar el predio, el principal paseo de la ciudad, hasta tanto no repararan toda la instalación eléctrica. La medida duró sólo un día pero se desató una polémica entre el Gobierno de la provincia y la Municipalidad de la Capital por el mantenimiento del lugar.

Fue la comuna capitalina la que pidió que cerraran el sitio, después que la muerte del perro encendiera la alarma. En ese momento se barajó la posibilidad de que los vendedores ambulantes que trabajaban allí hubieran dejado los cables pelados. Hubo cruces entre el municipio y la provincia. En un primer momento el intendente Marcelo Lima pidió que lo clausuraran para realizar las reparaciones, pero la Dirección de Arquitectura, que es hasta el día de la fecha quien se dedica al mantenimiento del Parque, decidió no hacerlo. Un día después, el juez Horacio Morando prohibió el ingreso de gente y de vehículos. Después, los técnicos de Obras Públicas de la provincia revisaron toda la instalación eléctrica. Tras el relevamiento tuvieron que reparar 10 artefactos y reemplazaron 20 más porque se encontraban en mal estado.

Durante el tiempo que el Parque estuvo cerrado al público, se apostaron en el lugar efectivos de la Policía para impedir el paso de los vehículos y de la gente, por la peligrosidad que había. La orden de prohibir la entrada fue dada a primeras horas de la mañana del 12 de noviembre del 2009. Pero por la tarde, el juez Horacio Morando decidió levantar la medida. Desde la Municipalidad de la Capital se tomó la decisión de retirar los carros de panchitos, que entonces trabajaban en el Parque. En la recorrida que hicieron desde el Obrador, se encontraron con que dos puestos de comida estaban enganchados de la luz. Es por eso que decidieron cortar la electricidad. A última hora de ese mismo día, el Parque de Mayo volvió a colmarse de gente y de autos estacionados en la calle interna.