Desde hace tiempo la vida de Milagros es un padecimiento. Sin embargo, desde que tomó coraje para denunciar a su expareja por violencia de género la situación para ella y sus dos pequeñas hijas empeoró.  En medio de las restricciones en San Juan por la pandemia, la joven busca volver a Salta (dónde se encuentra su familia) para escapar de los maltratos y encontrar paz.

Aunque las situaciones de violencia son de vieja data, todo fue en picada a finales de marzo cuando fue sacada por la policía de la casa que compartía con su ex y se encontró de comisaría en comisaría tratando de denunciar los golpes. “Ese día la situación fue muy violenta, yo me vi en la calle con las nenas (una de 12 meses y otra de dos años)  y sin que nadie quisiera tomarme la denuncia”, contó la mujer.

Finalmente, tres días después, ya con la constatación de los médicos legistas,  asesorada legalmente y después de encontrar asilo en la casa de una tía, la víctima consiguió una restricción perimetral para que el hombre no pudiera acercarse.

La batalla pasó a un plano legal para conseguir un sustento económico. “Tuvimos una primera audiencia para arreglar la cuota, pero eso incluía que este hombre tuviera contacto con las chicas y no llegamos a un acuerdo”, afirmó.

“Ahora me encuentro sin dinero y sin el oficio del juez que me permita viajar con las niñas a Salta para estar tranquila con ellas. Yo acá no puedo trabajar, porque tengo que dedicarme a cuidarlas y atender un problema de salud de la más grande”, agregó.

La única salida a sus problemas, según dijo la mujer es conseguir hacerse de los hisopados que demuestren que ni ella ni sus hijas tienen coronavirus y que un familiar consiga la autorización para llegar hasta la provincia a buscarlas.