Ensayan todo el año. Se preparan antes de bailar. Miran con atención a los devotos que están marcando su coreografía y, cuando llega su turno, se paran frente a la imagen de la Virgen con concentración y humildad. Así, cada uno lucha en un duelo con su interior para hacer una presentación mejor a la anterior. Eso es lo que hacen los danzantes de las 5 agrupaciones que ayer bailaron frente a la parroquia de la Virgen de Andacollo, de Villa Krause, preparándose para el fin de la novena, que será el próximo 1 de enero.

‘Lo más importante es tener mucha devoción hacia la Virgen. A partir de ahí, no interesa el calor ni el esfuerzo físico por bailar durante una media hora‘, contó Néstor Medina, el cacique del Baile Religioso María del Rosario de Andacollo. Con sus dos años de existencia, su agrupación es una de las más nuevas, pero no por eso es pequeña. Tiene en total 187 integrantes. Un poco menos que la más antigua, Anta-Coya, que con 16 años reúne a 200 personas. Entre ellas, está el danzante más pequeño de todos los grupos. Se trata de Thiago Flores quien, con sólo 3 meses baila en los brazos de su mamá.

De todos modos, los miembros de las distintas agrupaciones dicen que no importa cuántos son, sino que lo más importante es honrar a la Virgen. Por eso, algunos grupos comienzan a acercarse a su imagen bailando agachados y otros, erguidos. Pero todos van despacio y con respeto. Para que al final de la presentación los zurdos y bombos suenen en todo su esplendor. La clave está en que cada integrante del grupo actúe directamente frente a la imagen, en algún momento. Y cuando están cerca de ella la miran con concentración para rezarle a través de la música.