A mitad del camino que une Capital con Calingasta, aparece el parador. Está en medio de la nada, al costado de la ruta 149 que atraviesa un impactante paisaje de montañas. Y sobresale por su estructura de troncos barnizados, un quincho de madera, bancos, árboles recién plantados y una capillita en la cima de un montículo en el punto más alto de la Quebrada de las Burras, a 2.200 metros. Todo es nuevo, reluciente, y la importancia del parador para los viajantes es que está justo en el descanso del ascenso y el descenso de la Quebrada de las Burras. Pero además tiene dos aspectos que lo hacen especial: por un lado no surgió por un ente público, sino que todo corrió por cuenta de un vecino de Calingasta que lo hizo por lo que él cree que fue una señal de la Virgen. Y por el otro porque le dio a la ruta nueva un parangón con el paraje de la Virgen de Andacollo en el Tambolar, parada tradicional de camioneros cuando se usaba la vieja ruta 12.
"En 1975 tuve un accidente muy grande en Chile, cuando pasé de largo en un precipicio. Pero no nos pasó nada y cuando subimos a la ruta, vimos que justo en el lugar había una imagen de la Virgen de Lo Vázquez. Con mi esposa entendimos que era una señal y prometimos hacer algo lindo en San Juan para hacer conocer esta Virgen (NdR: en Chile tiene una fuerte devoción y su santuario está ubicado en Valparaíso)", dijo César Ibazeta, el creador del parador. "Aunque pasaron los años, no nos olvidamos de esa idea. Así nació hace unas semanas el paraje y espero que se convierta en un punto fijo de viajantes y turistas", agregó Ibazeta, quien fue intendente de Calingasta entre 1983 y 1991 y es hermano de Adolfo, el mandatario municipal que dejó el cargo en las pasadas elecciones.
El paraje tiene una capilla de ladrillos que contiene dos grutas, una con la virgen de Lo Vázquez y otra con la Andacollo. Hay una enorme cruz de madera y un mástil con la bandera argentina, que de noche parecen iluminados ya que están cubiertos de un material refractario.
Hace unos días, Ibazeta contrató unos empleados para hacer un quincho, bancos y ornamentar el predio con un vallado de troncos barnizados, incluidas unas barandas de la escalinata. Además plantó 50 árboles (casuarinas, aguaribayes y tuyas) y como en el lugar no hay agua, llevó unas cisternas e instaló riego por aspersión. Luego viajó el sacerdote Javier Zabala, párroco de Barreal, y bendijo las instalaciones.
Ibazeta no quiere revelar cuánto gastó en la obra y sólo contó que contratar un camión para que lleve el agua de las cisternas le sale 500 pesos. "El próximo paso es hacer un parrillero, porque la idea es ofrecerle al viajero toda la comodidad posible en un lugar incomparable. Además, queremos instalar baños químicos. Después, habrá que dedicarse a cuidar y mantener el lugar. Esto no es por ningún motivo político, la municipalidad de Calingasta y Vialidad no tienen nada que ver. Es una cuestión familiar de devoción a la Virgen", cerró Ibazeta.

