Tras la polémica por el levantamiento de la Policía de los restos óseos encontrados en Calingasta, sólo 48 horas antes de que planearan llegar los arqueólogos al lugar, DIARIO DE CUYO accedió a un documento de la investigación en el que se detalla que los huesos son de vieja data, algo que en el ámbito forense se estima en por lo menos 30 años post mortem. Además, se establece que pertenecen a un solo individuo y que al esqueleto le faltan partes.

El documento indica que los restos hallados en Villa Corral por una nena de 8 años, el pasado Viernes Santo, tienen un grado de porosidad que la ciencia establece como de más de 30 años después de producida la muerte. También, que todos los huesos estudiados son de una misma persona y que faltan algunos de ellos. Entonces, como el levantamiento se hizo sin resguardos científicos, y teniendo en cuenta que los estudios antropólogo-forenses (que determinan la edad de los huesos) son muy costosos y no se hacen en la provincia, será imposible determinar fehacientemente si la persona murió en una época reciente o si perteneció a una cultura aborigen.

La polémica se generó luego de que la Policía levantara los restos por orden judicial, sin esperar a los arqueólogos. Esto motivó el enojo de la Dirección de Patrimonio Cultural, que envió notas a la Subsecretaría de Cultura, a la Secretaría de Turismo y a la Jefatura de Policía, acusando a los uniformados de arruinar una investigación científica. El malestar de Patrimonio se sustenta en que una vez que se produjo el hallazgo, presumieron que estaban ante restos de un aborigen de culturas originarias ya que Villa Corral es una zona considerada como yacimiento arqueológico. Y es que el lugar en el que se encuentran los huesos es uno de los parámetros que define si actúa o no este organismo.

Es por eso que habían convocado a un equipo de arqueólogos para estudiarlos. Pero nunca pudieron concretarlo, ya que la Policía levantó los huesos dos días antes de que los especialistas llegaran a ese descampado de Villa Corral. La hipótesis que se manejaba era que los restos correspondían a la etapa tardía preincaica. Es decir, los huesos serían de un periodo entre los años 1.100 y 1.490, antes de la llegada a la región de la conquista incaica. Según Teresa Michieli, directora del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo Mariano Gambier, había indicios para creer eso ya que los restos estaban ubicados en un yacimiento arqueológico muy estudiado y a poca distancia de la traza de un canal indígena.

"Yo hice excavaciones a menos de 1.500 metros de allí y publiqué una investigación. Por eso, más lo que pude observar en fotos, es decir, una persona de costado y con las piernas flexionadas, una forma de enterramiento típica, era probable que la persona hubiese pertenecido al periodo tardío preincaico", dijo Michieli.

Aunque la Justicia determinará qué pasará con los huesos una vez que reciba el informe forense, de acuerdo a situaciones de este tipo es que las fuentes judiciales afirman que serán derivados al depósito de la Morgue Judicial. Ahí permanecerán por un lapso de cinco años, a partir del cual serán cremados o entregados a estudios docentes de la carrera de Medicina.