El cambio climático traerá inviernos más templados y reducirá el abultado gasto en calefacción de los habitantes de la Patagonia, pero el aumento de precipitaciones hará más grave la erosión. Algunas regiones poco productivas podrían verse beneficiadas por un incremento de la actividad agropecuaria. El Litoral y la Pampa Húmeda sufrirán inundaciones más frecuentes, y la Capital Federal soportará mayores precipitaciones y veranos más sofocantes. Los eventos extremos, como tormentas, sequías, olas de frío o calor, serán más comunes. Otro aspecto importante será el agua. La región de Cuyo podría sufrir sequías importantes al disminuir la cantidad de nieves en las altas cumbres. A su vez, la Capital Federal podría también tener problemas de abastecimiento de agua potable por el aumento del nivel del mar previsto entre 9 y 88 centímetros, que afectará al Río de la Plata. Los vectores de enfermedades, como el dengue y el paludismo, ya han iniciado su migración hacia latitudes templadas. En el Sur del país ya hay hantavirus. Disminuirán las enfermedades del frío pero se incrementarán las del estrés físico por calor. El fenómeno climático dejó huellas en San Juan ya que en enero de 2010 la temperatura promedio fue de 29,5 grados y se convirtió en la más alta desde enero de 1931.