Durante la audiencia, Fritlz contó que tuvo una “infancia muy dura”. “Mi madre no me quería; ya tenía 42 años y no quería un niño, y me trató en consecuencia, me golpeaba”, dijo al tribunal. La declaración de su hija Elisabeth de 43 años se hará en los próximos días mediante un mensaje de video de once horas de duración, que no será difundido al público a fin de proteger la privacidad de las víctimas. La sala de audiencias alberga a menos de 200 personas, entre ellas 95 periodistas, que tuvieron que dejar en la entrada cámaras y teléfonos celulares. Sólo el canal televisivo ORF está autorizado a filmar el juicio.
