Las versiones de lo que pasó en la escuela Faustina Sarmiento Belín, muy cerca de la plaza de Desamparados el lunes por la tarde, circulan por los pasillos de boca en boca. Como no es una escuela muy grande, casi todos se conocen por su nombre y nadie está ajeno al revuelo que causó la aparición de Nahuel, un pibe de 14 años que hasta el año pasado fue alumno de la escuela, con un arma calibre 38 en la mano y apuntando directamente hacia la directora, Mónica Soler. Claro que para la mayoría de los miembros de esa comunidad escolar, no fue una sorpresa lo que pasó el lunes, porque el mismo chico ya había estado involucrado en un caso de violencia en las aulas, cuando tenía nada más que 11 años y era alumno de otra escuela. En ese momento, su madre había denunciado que una maestra lo había agredido al querer separar una pelea entre Nahuel y otro chico, dejándole marcas en el cuello y la cara (ver aparte).

"Todavía estamos shockeados. Uno piensa que estas cosas nunca van a pasar en su escuela, que le pasan a otra gente, pero esta vez nos tocó a nosotros. Y no fue una desgracia por milagro", sintetizó Mónica Soler, directora de la secundaria Faustina Sarmiento Belín, que comparte el edificio con otras dos escuelas: la primaria y la secundaria Hipólito Yrigoyen, una en la mañana y otra en la tarde. Hasta ese lugar, a pasos de la plaza de Desamparados, llegó el lunes Nahuel, de 14 años, quien hasta el año anterior había sido alumno de la escuela. Sin que nadie lo advirtiera, sacó un arma que llevaba entre su ropa y ante la vista de un grupo de alumnos que estaban en el patio porque tenían hora libre, apuntó directamente por la ventana de la dirección, donde Mónica Soler trabajaba en su escritorio. "Todo fue muy rápido -contó la directora- porque ni bien escuché los ruidos afuera, se oyó el disparo y cuando salí, el chico ya iba corriendo por la galería. Cómo habré estado de aturdida que lo empecé a perseguir, mientras las alumnas que estaban en el patio me gritaban desesperadas que no lo siguiera, que me iba a matar".

Según el relato de la directora, Nahuel había estado el viernes rondando por la escuela, donde todavía conserva algunos amigos. "Lo vi y le pedí que se fuera, pero me dijo que no iba a causar problemas. Le advertí que si había algún inconveniente, se iba a tener que ir y le avisé a los porteros para que estuvieran atentos. Al poco rato, empezó a pelear con otros chicos y los porteros le dijeron que se tenía que ir. Y parece que en ese momento, dijo algo de volver con un arma el lunes", explicó la mujer. También señaló que Nahuel no había sido admitido durante el ciclo lectivo 2011 porque aunque terminó la primaria en el mismo edificio escolar, cuando vino a inscribirse, ya no había cupo. "Siempre fue un chico problemático. Cuando llegó aquí, ya había pasado por varias escuelas. Nosotros tenemos un programa de inclusión y tratamos de no dejar a nadie afuera. Pero ¿qué podemos hacer cuando son chicos que lo único que han aprendido en la vida es que las cosas se consiguen pidiendo y sin que nada les cueste, porque el Estado les regala todo?", dijo la mujer.