Aprendió hasta la tabla del 5, pudo volver a hacer gimnasia en el colegio y por las tardes completa los deberes con su papá. Camila Brusotti (9), la nena salvajemente golpeada hasta dejarla al borde de la muerte y que tuvo una recuperación tan increíble que incluso es estudiada como un posible milagro del Cura Brochero, día a día mejora tras aquel 25 de octubre de 2013, en el que fue internada debido a los golpes. Y su gran desafío ahora pasa por recuperar la movilidad de su brazo izquierdo, una de las secuelas más importantes que le quedó. Hoy se cumple un año de aquel feroz ataque y su padre, Javier Brusotti, habló de lo más difícil que les tocó afrontar y de las alegrías que genera la recuperación.

Por la golpiza, en tanto, la Justicia procesó a la madre, Alejandra Ríos, y la pareja de entonces de esta mujer, Pedro Oris, quienes se encuentran detenidos.

‘Camila quedó con una parálisis en la parte izquierda de su cuerpo. Pero a lo largo de este año, pudo mejorar mucho el problema de su ojo izquierdo, que incluso había afectado su visión, y de la pierna. Si bien todavía no logra dominarla del todo y tiene una renguera, puede caminar sola, sin ayuda de nadie. Pero la recuperación del brazo es más compleja. Tiene muy poco movimiento y los avances han sido muy limitados en relación a los otros problemas’, contó Javier. ‘Si para octubre de 2015 pudiera pedir un deseo, sería justamente que Cami mueva un poco más el brazo’, graficó el papá.

Camila, en tanto, tiene un intenso plan de rehabilitación integral, con kinesiólogo, fisioterapeuta, psicóloga, fonoaudióloga y psicopedagoga. Los lunes, miércoles y viernes y durante tres horas cada día, la nena afronta el tratamiento.

También Camila ha mejorado considerablemente otro problema, el de la memoria reciente. Es que se olvidaba de lo que hacía, le mandaban a hacer o le decían. Y ese avance fue de la mano con sus notas del segundo grado del colegio El Tránsito, al que la cambió su padre este año.

‘A Cami le costó también superar la segunda operación en la cabeza, en mayo, para colocarle una pieza especial que reemplazó al hueso del cráneo que le sacaron tras la golpiza. Y por esas cosas de los niños, también sufrió mucho porque no podía hacer gimnasia, como sus compañeritas. Pero hace unas semanas la autorizaron y por eso está contenta’, dijo. Y agregó: ‘En lo personal para mi ha sido muy complicado no sólo por tener que ser fuerte ante el sufrimiento de mi hija. No me olvido más que me dijeron que se moría o iba a quedar en estado vegetativo. Pero también reponerme al robo de mi negocio y otras pérdidas’, relató Javier, quien halló trabajo en el Ministerio de Educación.

Por otro lado, Camila no pregunta por su madre ni quiere verla. ‘No quiere saber nada con ella. Está muy enojada. Yo un día le pregunté si deseaba ir a verla y no quiso; así que lo único que le dije es que cuando sienta la necesidad me lo diga, para hacer las cosas legales que correspondan’, afirmó Javier.

‘Camila era una nena con una vida normal, sin problemas, y me pone mal que le hayan hecho tanto daño, que su madre la haya hecho pasar por todo esto. Cada vez que quise sacar a Camila de esa casa tuve graves problemas, con denuncias y la Policía me trató como a un delincuente. Al último ya era insostenible la situación. Pero quizás si hubiese actuado de otra manera, si la hubiera sacado a la fuerza le habría evitado tanto dolor a Camila. Pero dentro de todo lo malo, sólo puedo decir que hoy gracias a Dios mi hija está viva y que día a día tratamos de ser felices’, confesó.