“No podemos hablar demasiado, porque nos matan”, comentan los artistas y sólo se animan a develar pocos detalles de lo que están ensayando para presentar en el espectáculo de la Fiesta del Sol. Ellos son parte del pacto de silencio que se arma todos los años entre las personas que forman parte de la organización y desarrollo del show de cierre, con la intención de mantener intacto el factor sorpresa y generar mayor impacto en el público cuando se realice la puesta en escena. El lugar de ensayo este año es el Predio Ferial y ni siquiera los bailarines y actores saben qué harán sus compañeros en otras escenas. También desconocen cómo será el vestuario y los detalles de la escenografía. Además, los ensayos de los distintos cuadros se realizan en días diferentes, por eso, hasta ahora, ninguno de los actores vio la presentación en su totalidad. Mientras tanto, las autoridades del Ministerio de Turismo y de la Secretaría de Cultura guardan con celo los detalles más impactantes que tendrá la presentación. El hermetismo en cuanto al espectáculo de cierre ya es una constante. El año pasado, los primeros ensayos tuvieron como sede el patio y el salón de actos de la escuela Antonio Torres. Allí todo se hizo a puertas cerradas y el ingreso al hall estuvo custodiado por dos personas que sólo permitían que entraran los actores, bailarines y coaches. El secreto se guarda tan cuidadosamente que hasta se logra ocultar las ideas que necesitan mayor trabajo y logística. En 2009, por ejemplo, se armó una movida muy importante para lograr la simulación de un meteorito que caería en medio de los cerros del autódromo y generaría una explosión estrepitosa. Por eso, llegaron a la provincia empresas de pirotecnia de Buenos Aires y una de Mendoza y se construyó un mecanismo muy complejo. Pero todo se realizó en silencio y la sorpresa se guardó hasta el momento de la presentación. Aunque la noche del espectáculo los cálculos fallaron y, al final, el meteorito sólo fue visto por una parte pequeña del público y el sonido no se oyó.