Le dieron tres disparos a quemarropa. Uno en la cabeza y dos en la espalda. Y de milagro, Laura Algañaraz no sólo que estuvo unas horas internada, sino que ya está en su casa y cuidando a sus tres hijas. Quien intentó matarla fue su expareja, Víctor Molina, con quien compartió 14 años de su vida y quien tras atacarla a tiros, se dirigió a un descampado de San Martín. Allí fue encontrado muerto dentro de su auto calcinado, aparentemente en un suicidio a lo bonzo, según la Policía (foto).

‘Yo tengo mucho dolor, le he querido muchísimo. Siento este dolor porque no sé por qué lo hizo. Tuvimos agresiones verbales, él nunca me pegó. Estuvimos 14 años juntos y hace un año y medio nos separamos’, contó la mujer a Radio Sarmiento. Y confesó: ‘Yo ya lo perdoné, rezo por él y le digo a mis hijas que hagan lo mismo’.

A su vez, recordó cómo fue el día de la agresión, cuando Molina la sorprendió a la salida de su casa cuando se dirigía a trabajar. ‘Él se acercó en un auto y me dijo que entrara, que tenía que hablar unas cosas. Entonces me mostró el arma y debe haber creído que me iba a subir al auto. ’Matame pero no subo’, le dije. Me di vuelta, corrí, sentí el impacto en la cabeza y me quedé tirada en el piso. Después me siguió tirando de atrás, me pateó, me insultó. No sé cómo hice pero me levanté y seguí corriendo. El manto de la Virgen me protegió‘, relató.