Después de 6 años, el famoso petroglifo de Colangüil, volverá a ser reubicado en su lugar de origen. Es que la mole de piedra, que pesa 7 toneladas, fue sustraída sin autorización en octubre del 2004, por un hombre que se la llevó a su complejo turístico. Después de la intervención de la policía y el Defensor del Pueblo, el tesoro arqueológico volvió al pueblo iglesiano, pero por su tamaño hasta ahora no habían podido ponerlo en donde estaba.

El petroglifo en cuestión es la "Piedra de la Junta", uno de los tesoros arqueológicos más importantes de la provincia, ya que en una sola pieza se encuentra toda la simbología de la cultura de Angualasto, es decir, de las comunidades aborígenes que vivieron en ese lugar hace unos 1.300 años. Hoy, una comisión de Patrimonio y de Cultura de la provincia, llegará al lugar para restituir el petroglifo. Para ello se contará con el apoyo de Gendarmería y de maquinaria especial que fue prestada por una empresa.

No se puede calcular en dinero el valor del petroglifo, pero se trata de uno de los legados más importantes del patrimonio local. Cuando, en el 2004 encontraron la piedra de 3,50 metros de largo, estaba dentro del complejo turístico El Chaparral, cuyo dueño era Juan Cruz Parra, un sanjuanino radicado en Buenos Aires. En esa oportunidad, Parra dijo a DIARIO DE CUYO que se había llevado la pieza para protegerla de los visitantes "depredadores". Fueron los mismos vecinos de Colangüil los que denunciaron que la piedra había desaparecido. Fue después de seguir las huellas de un camión que había llegado hasta la toma del arroyo de Colangüil, a más de 50 kilómetros de Rodeo.

La polémica se agudizó cuando unos días después, otra vez, los pobladores de la zona detectaron que la piedra de 7 toneladas había sido colocada cerca del lugar de donde la habían extraído. Pero como el traslado se hizo sin cuidado, la piedra, de enorme valor patrimonial, sufrió varios daños. Los vecinos tomaron fotos del deterioro del tesoro. Los vecinos contaron, en esa oportunidad que la piedra había sido trasladada en un camión volquete y para bajarla la hicieron rodar por el suelo, es por eso que sufrió raspones. El vehículo no pudo llegar hasta el lugar donde estaba originalmente el petroglifo, por eso lo dejaron más lejos. Unas semanas más tarde, el Consejo de Patrimonio Provinncial dictaminó que el petroglifo debía ser colocado nuevamente en el lugar donde estuvo por más de 1.300 años. Una situación que se hará recién hoy.