Con timidez, y dispuesto a comenzar la jornada de trabajo, Mario Moreno, agente del Comando Radioeléctrico de la Policía, salió de su casa para recibir a Heriberto Castro, que quería agradecerle. Es que Moreno encontró la billetera del hombre de 63 años que contenía 901 pesos (medio sueldo de su trabajo de sereno) y sus documentos, y los llevó a la Comisaría 17ma, de Chimbas. El agente recién cayó en la cuenta de la importancia de su acto después de darse un apretón fuerte de manos con Castro, quien le dijo: "No es mucho dinero, pero para mí es muy necesario".

A media mañana, Moreno salió a la puerta de su casa y se paró en la vereda, frente al kiosco que atiende su esposa. Al mirar hacia abajo vio algo negro y al agacharse se dio cuenta de que era una billetera. "Vi que tenía plata y ahí nomás me fui a la comisaría para hacer una exposición y dejar la billetera para que se la devolvieran a su dueño", cuenta Moreno. Para llenar los papeles correspondientes, los oficiales de la 17ma y él abrieron la billetera y encontraron 901 pesos, un carnet de conducir, una tarjeta de débito, una tarjeta verde de una moto y una credencial de Castro, que tenía el nombre del depósito en el que trabaja. Recién en ese momento, el agente se dio cuenta de que el hombre que había perdido el dinero y los documentos era un cliente del kiosco.

"Antes de ir a mi casa fui al depósito en el que trabaja para avisarle que sus cosas estaban en la comisaría y que podía ir a buscarlas", cuenta Moreno. Y Castro, que lo escucha con atención, sonríe. "Yo ni siquiera me había dado cuenta de que no tenía la billetera. Es que saqué plata del cajero y fui a pagar unas cuentas. Después me acordé de que no tenía pan y pasé por el kiosco a comprar. Yo creía que había metido la billetera a la bolsa, pero parece que pasó de largo y cayó en la calle", dice el hombre. Y, mientras señala al policía vestido con su uniforme, agrega que "cuando él me preguntó si había perdido algo me di cuenta de que no tenía la plata y me fui rápido a la comisaría. Ahí me devolvieron todo".

El hombre vive en Albardón, pero trabaja como sereno en Chimbas para la Dirección de Arquitectura desde hace más de 20 años. Primero trabajaba haciendo obras, pero se cayó de un andamio y se lastimó la columna, por lo que le dieron la tarea de cuidar un depósito para que no hiciera fuerza y tuviera tiempo para hacer la terapia de rehabilitación.

Castro muestra el recibo de sueldo, que también estaba en la billetera negra, y señala que de básico gana sólo un poco más de 700 pesos, pero cobra alrededor de 2.000 porque le pagan la pensión por la discapacidad de 3 de sus 5 hijos, de entre 18 y 40 años, a quienes tiene que mantener.

"Yo sé que no es mucha plata, pero con mi mujer y mis hijos nos las arreglamos para vivir", dice el hombre. Y reflexiona que "es la primera vez en mi vida que pierdo algo. Y bueno, dicen que siempre hay una primera vez. Yo tuve suerte porque cualquiera podría haberse dejado la plata y haber tirado la billetera al canal. Pero se nota que el hombre que encontró mis cosas es un buen hombre". Y Moreno lo mira con tranquilidad, seguro de que hizo lo que debía.