En acción. Uno de los actos más aplaudidos por los chicos es cuando sale el "cabo canilero" a escena. La idea es descontracturar las exhibiciones de los perros y de los caballos.

 

Con mameluco blanco, nariz de payaso y peluca con rulos negros, acaparó todas las miradas y las risas, en pocos segundos. India, una ovejero alemán entrenada, fue su coequiper. Pero el "cabo canilero" no logró que la perra se moviera y eso despertó las carcajadas del público. En pocos segundos, el supuesto "guía" empezó a hacer las piruetas que tenía que hacer el can. Entonces llegó el turno de los aplausos y la ovación. Esta podría haber sido la escena de cualquier circo. Sin embargo, es lo que sucede en las exhibiciones que realiza la Sección Canes y Montada de la Policía de la provincia. El protagonista es Héctor Tadeo Arbó, un hombre de 40 años, que además de ser policía encontró una veta humorística para poner un plus al espectáculo impecable que presenta frecuentemente esta sección por toda la provincia.

Hasta la intervención de Arbó, las exhibiciones de la sección eran estructuradas. El hombre, junto a dos compañeros, propuso a su jefe ponerle un toque de humor a la presentación. Con algo de dudas al principio, le dieron el ok. Ahora es la estrella más aplaudida, por supuesto, además de India que le sirve de soporte escénico. "Siempre tuve una veta de actor. Incluso me retaron varias veces por eso. Pero creo que es una forma de acercarnos a la gente, sobre todo a los niños que cada vez nos aplauden más. Esto sirve para mostrar que no sólo estamos para seguridad", dijo el hombre oriundo de 25 de Mayo.

 

Histriónico. Los compañeros de Arbó coinciden en afirmar que es un hombre que siempre mantiene el buen humor.

 

El show que presenta junto a sus compañeros es impecable y en pocos segundos logra captar la atención de todos. Con mucha destreza física hace que la gente se ría a carcajadas en medio de cada presentación.

Pero su talento no termina en una demostración circense. Además es diestro con los caballos, algo que heredó de su padre. "Mi papá me enseñó a montar a los 3 años. De ahí en más nunca me bajé de un caballo", contó Arbó. Eso se le nota cada vez que realizan una presentación de destreza desde la sección. El hombre maneja al animal como si se tratase de un "encantador", algo que provoca admiración entre la gente del público. En todo lo que hace, siempre cuenta con el apoyo familiar. Su papá, más conocido como Quico Arbó, es quien lo acompaña en las exhibiciones y orgulloso comenta que el talento que tiene su hijo es porque desde chico cabalga.

"Tenemos toda la aceptación de la gente y eso es bueno porque no es fácil ver a un policía en este rol. No quiero faltar el respeto, por eso tuvimos que conseguir todos los permisos antes de montar el show. Es una buena forma de acercarnos a la gente. Además de tener buen humor amo a los animales", agregó.

 

En la sangre. El policía monta caballos desde que tenía 3 años. Le enseñó su papá.

 

En familia. Arbó posa con su papá, su esposa y sus hijos. Ellos lo acompañaron
en el acto del cierre de las actividades de su sección.