Su nacimiento estaba previsto para fin de mes, pero se adelantó un par de días. Así, pasó a formar parte de la historia por ser el primer bebé del Bicentenario en la provincia, y por ser oriunda del departamento que lleva el nombre del hecho histórico que ayer celebró su 200mo aniversario. Se trata de Anyelina Argüello, de 25 de Mayo, que nació a las 5:20 en el Hospital Rawson. En el Cimyn el primer nacimiento se registró a las 6:20, mientras que en el Sanatorio Argentino fue a las 9:30.
Cualquiera podría afirmar que no se trata de una recién nacida. Con una mirada picarona y esbozando una sonrisa, pareció posar para cada una de las fotos que le hizo DIARIO DE CUYO. Carisma al que se sumó su sentido de oportunidad. Sólo comenzó a llorar después de que terminó la entrevista. Y por una razón más que justificada: hambre.
Celeste Morales, la mamá de Anyelina, ingresó a la medianoche, al mismo tiempo que se cantaba el Himno Nacional en Ischigualasto, con trabajo de parto en el Hospital de Caucete. Fue derivada al Rawson por presentar problemas de hipertensión que requerían una atención especializada ante las posibles complicaciones. Pero, según esta joven de 17 años, no hubo nada de qué preocuparse. Anyelina nació por parto natural, con 2,8 kilos de peso y en perfecto estado de salud.
"Nunca imaginamos que iba a nacer un 25 de mayo, realmente una casualidad ya que somos veinticinqueños -dijo emocionada Celeste-. Tampoco que iba a ser el primer bebé del Bicentenario. Creo que todo esto es una señal de que la gordita nació con estrella y una bendición del cielo".
Celeste contó que es madre primeriza, pero que esta condición no le provoca temor ni angustia. Sabe que ante cualquier duda puede acudir a las abuelas de Anyelina, que ya le aseguraron que estarán completamente a disposición de la beba. Es que esta criatura no sólo es el primer bebé del Bicentenario, sino también el primer nieto tanto en la familia paterna como en la materna.
"Es igualita a su papá -dijo orgullosa María Carbajal, la abuela paterna de Anyelina-. Cuando mi hijo la vio se puso a llorar de contento, y le prometió luchar para darle una buena educación y una vida sin necesidades".
Juan José Argüello, el papá de Anyelina, es un joven que trabaja en el campo y estudia para terminar el secundario y concretar la meta que se impuso desde que engendró a su hija: conseguir un trabajo estable y con mejor sueldo para mantener a su familia.