Pasaron dos horas desde la última mamadera y a Mustio ya le dio hambre. Como sus rugidos aún son imperceptibles no le quedó más que esperar que alguien se acordara de que tenía que comer. La espera duró menos de un minuto. Como todos los días, Aldo, su médico de cabecera, le trajo la leche mezclada con miel, huevo y aceite de girasol, especialmente preparada para su alimentación. Se trata de un puma de un mes y días de nacido que encontraron cerca del santuario de la Difunta Correa y que, por el momento, vive en una veterinaria, rodeado de amor y cuidados especiales.
"Por las noches me lo llevo a mi casa porque tiene que tomar la mamadera cada dos horas y, además, sentirse acompañado. Cuando cumpla los diez meses de vida lo voy a llevar a vivir a mi granja". Así, el veterinario Aldo Olivares describió el presente y futuro de Mustio, un cachorro de puma que le entregaron con apenas un par de días de nacido.
El veterinario contó que lo encontró una familia que, el pasado 3 de enero, fue a comer un asado a la Difunta Correa y que luego dio un paseo por los alrededores, topándose con una postal sorprendente: dos "gatitos" recién nacidos, con los ojos cerrados y, aún, con el cordón umbilical colgando. "Como saben que yo tengo la granja donde alojo y cuido animales exóticos desprotegidos, me los trajeron, diciendo que eran gatos monteses -explicó Olivares-. Se llevaron una sorpresa cuando les dije que eran pumas. Para mí también lo fue, porque si bien los alrededores de la Difunta Correa son hábitat de estos felinos, es extraño que se hayan aproximado tanto a una zona tan poblada por seres humanos".
El especialista dijo que los dos cachorritos llegaron muy débiles, por falta de alimentación, y que sólo uno de ellos logró sobrevivir. A ese lo llamó Mustio, en referencia al estado en que llegó a sus manos. También sostuvo que ya ha comunicado la existencia y tenencia del puma a la Dirección de Flora y Fauna, desde donde lo autorizaron a continuar con su cría. "Un animal de esta especie nunca puede volver a su hábitat si estuvo fuera de él durante los primeros 10 meses de vida, tiempo en el que la madre le enseña a acechar y a cazar presas para alimentarse -explicó el veterinario-. Por eso ya le estoy construyendo un refugio de 20×30 metros en mi granja, donde irá a vivir en unos cinco o seis meses, cuando termine su etapa de lactancia y comience a comer carne fresca".
Según explicó Olivares, un puma adulto come en promedio unos 10 kilos de carne por día. Y debido a la suba en el precio de este producto, desde este momento ya está pidiendo colaboración. Dijo que los interesados pueden acercarse por su granja (La Legua 6800 Este, Santa Lucía) para ver a Mustio y colaborar con su dieta.