El Plan Estratégico Territorial a nivel nacional fue formulado en 2004 a partir de la Política Nacional de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, en base a la realidad del terreno, caracterizada históricamente en el país por la ´desigualdad entre zonas dinámicas y zonas marginales, agravada por los procesos de destrucción del aparato productivo, explotación indiscriminada de recursos naturales y aumento de la brecha entre ricos y pobres resultantes de las políticas neoliberales de las últimas décadas´´, según se destaca en la página oficial de la Secretaría de Planificación Territorial, un organismo dependiente del Ministerio de Planificación Federal. Con ese panorama se encomendó el relevamiento e identificación de la dotación de infraestructuras y equipamientos necesarios para garantizar el desarrollo de la Argentina en el mediano y el largo plazo, ya que el plan en cuestión tiene miras al 2016 y se basa en el trabajo conjunto con las provincias. ´Dos lineamientos atraviesan la concepción del plan: el derecho de todos los habitantes del suelo argentino a tener garantizadas buenas condiciones para vivir y desarrollar sus actividades productivas con independencia de su lugar de residencia, y la necesidad de construir un Estado sólido capaz de anticiparse a las demandas de inversión en el territorio´´, promete la acción del Estado desde su concepción. Además los objetivos a cumplir son mejorar y sostener el crecimiento de la producción en forma equilibrada, mediante la construcción de infraestructura y equipamiento; garantizar el acceso de la población a los bienes y servicios básicos, promoviendo el desarrollo equitativo de las regiones y el arraigo de sus habitantes; contribuir a la valorización del patrimonio natural y cultural a través de una gestión integrada y responsable. La palabra ya fue dada, ahora falta ejecutarlo de principio a fin.
