Gabriela Puerta / Reina del Sol 


Una calesita, lo más recordado 
 

"Hay un día de Reyes que siempre recuerdo. Me levanté y miré por la ventana de mi habitación y vi una calesita en el fondo. Era lo que yo había pedido, ese es el regalo que siempre me gustó más. Era una calesita como las que hay en las plazas, pero más chiquita", dijo Gabriela y contó que le encanta ver a los niños cuando abren sus regalos. Incluso dijo que siempre incentiva a sus sobrinos a que escriban las cartas y dejen agua para los camellos de los Reyes.  


Fabián Flaqué / Piloto 


El mejor regalo, una bicicleta 
 
Recordar su niñez y los Reyes Magos le robó una gran sonrisa. Sobre todo al contar que con su hermano se turnaban en la noche para no dormirse y ver a Melchor, Gaspar y Baltazar cuando llegaran con los regalos. "Los Reyes nos odiaban por eso, porque no los dejábamos en paz", dijo con un tono jocoso y contó que su mejor regalo fue una bicicleta. Fue cuando tenía entre 6 y 7 años. "Fue muy lindo. Además, habían dejado 2, para que eligiera la que más me gustaba", agregó. 

Víctor Gallardo / Sacerdote 


Un sapo para compartir en familia 
 
Cuando era niño vivía en Tudcum. Su familia era muy humilde, sin embargo los Reyes siempre se acordaron de él y sus dos hermanos. "Los Reyes debían pensar un mes antes qué regalarnos porque tenían que venir hasta la Ciudad a buscar los juguetes. Siempre eran regalos para que jugáramos los tres hermanos, porque no se podía gastar tanto", dijo y contó que en una ocasión les regalaron un juego del sapo y que con sus hermanos pasaban muchas horas tratando de embocar las monedas. 
 

Walberto Allende / Min. D. Humano 


La gran sorpresa del trompo 
 
"Somos 7 hermanos y mi mamá crió a unos tíos míos. Es decir que éramos una banda de niños y por eso, había veces que los Reyes no pasaban ni para que los camellos comieran el pasto", dijo entre risas, y contó que cada año recuerda que su regalo favorito fue un trompo. "Era un trompo zanahoria. Así le decíamos porque era flaco, no como el gordito tradicional. Ese giraba más rápido. Todos los niños lo tenían y yo no, por eso lo quería. Ese día fue inolvidable", dijo.  

Claudia Grynszpan / Min. Turismo 


Siempre pedía animales 
 
Recuerda el día que descubrió su regalo inolvidable como si fuera ayer. Tenía 6 años y cuando se levantó y fue hasta el comedor de su casa, se encontró con agua volcada en el suelo, huellas de camellos y un perrito pequinés. "Me encantó ese regalo, porque siempre pedía animales. Yo quería un mono y un loro, así que el perro fue toda una sorpresa", dijo y contó que junto a sus hijas todos los 5 de enero dejan hasta comida para los Reyes, antes de dormir.  


Alfredo Molina / Futbolista 


Amante de regalos futboleros 
 
A pesar de que tiene 39 años, dijo que la llegada de los Reyes lo sigue ilusionando. Sobre todo ahora que junto a sus hijos se encarga de dejar agua, pasto y algo para comer. "Siempre me gustaron estas fechas. Cuando era chico pedía pelotas de fútbol y cuando tenía una más o menos nueva pedía camisetas", dijo y contó que su mejor regalo, el que siempre recuerda, fue un par de botines, que lo sorprendieron. "Eran hermosos, justo los que yo quería", agregó.