"¿Acaso nadie sabe que acá enseñó y vivió uno de los más grandes educacionistas que vio América?", le dijo la escritora chilena Gabriela Mistral, al presidente de ese país, Pedro Aguirre Cerdá, 90 años después del paso de Sarmiento por Los Andes. La pregunta, con tono de reproche por la falta de memoria, la hizo una mujer que luego fue premio Nobel de Literatura y enseñó en ese pueblo, en un aula con pisos de madera, a pocas cuadras de donde lo hizo Sarmiento.

Quizás Gabriela Mistral fue la primera en darse cuenta de la falta de reconocimiento hacia el sanjuanino. Un reconocimiento que todavía intentan realizar en el pueblo cordillerano. Una deuda pendiente es la colocación de una placa recordatoria en la habitación del edificio de la Gobernación, pero otra es la restauración de la estación del Ferrocarril de Los Andes, donde se encuentra el mural realizado en 1953 por el pintor y muralista chileno, Gregorio de la Fuente. El mural a la Fraternidad Chileno Argentina, está en el salón central de la estación, y tiene una belleza de colores que con los años y la falta de mantenimiento, se están destiñendo. En él aparecen un gaucho y un guaso uniendo ambos países. Entre el rostro de los héroes que pintó De la Fuente, sobresale el de Sarmiento, y un poco más abajo, el de su admiradora Gabriela Mistral.

Hoy, este lugar tiene rotas las ventanas, sus paredes están cubiertas de grafitis y es refugio de vagabundos. La estación ya no recibe figuras de renombre como en sus tiempos de gloria, pero sobran las jaurías de perros abandonados, y algún que otro curioso que se acerca para ver el lugar que funcionó durante 74 años, que fue vital para la comunicación terrestre de Chile y que ahora tiene poco más de cien años de haber sido inaugurado. En 1998 intentaron rescatar el lugar y restauraron el mural. Hasta juntaron firmas para que se declarara Monumento Histórico. Desde entonces, el proyecto de rescate se encuentra estancado.