Recuerdan cada instante a la perfección y aseguran que tras el terremoto de 1977, sus vidas cambiaron. Hoy, a 35 años de la peor tragedia de la que fue víctima Caucete, José Chicahuala y Rogelio Cáceres cuentan cómo colaboraron en el rescate de las víctimas. Ambos, uno bombero y el otro un ciudadano común, aseguraron que ver los cuerpos sin vida entre los escombros fue una imagen que los marcó para toda la vida. El sismo dejó un saldo de 65 muertos y más de 300 heridos.

En el ’77 Chicahuala tenía 25 años y era bombero desde los 23. El terremoto fue su primer operativo grande y lo marcó para siempre. Es que trabajó en el rescate de los cuerpos de 6 fallecidos, entre ellos una nena de 10 años y dos mujeres, que al parecer, no habían podido salir de sus camas.

‘La nena nos costó muchísimo. Vivía en un caserón alto y los escombros la habían aplastado. Un familiar nos contó que la pequeña había ingresado a su casa a buscar a su hermano cuando todo se vino abajo’, dijo y aseguró ver los cadáveres tirados y escuchar a los cauceteros es una herida que no sanará nunca. ‘Hubo un pobre hombre, del que siempre me acuerdo, que me dijo: “perdí todo, hasta mi familia”, contó el bombero que explicó que durante una semana trabajaron día y noche. Dormían tres horas en los camiones o tirados en las veredas, mientras que removían escombros, apagaban pequeños focos de incendios, repartían agua y comida.

Además de la odisea de rescatar cuerpos José recordó lo difícil que fue llegar a Caucete. ’Nos fuimos en caravana con topadoras, camiones tanques y los Unimog del Ejército. En la ruta, las topadoras tapaban las grietas para que pudiéramos pasar. Llegamos 4 horas después del terremoto, como a las 10 de la mañana’, dijo el ex jefe de Bomberos.

Por otra parte y con la experiencia de haber colaborado con el Ejército en el sismo de 1944 Rogelio quiso repetir su historia. ‘Viendo los muertos fui consciente de lo que había pasado. No me olvido nunca más de un hombre que sacaron de entre los escombros y que la familia nos contó que durante el terremoto se volvió al interior de su casa a buscar un sombrero y ahí murió’, dijo el caucetero que aseguró que por su discapacidad (tiene una malformación en sus manos) no pudo ayudar en la remoción de escombros. Por esto fue que horas después del terremoto de 7,4 grados en la escala de Richter, se presentó voluntariamente en la Policía y fue el encargado de trasladar a los médicos y policías hasta algunos sectores de la destruida ciudad.

Puso su Renault 12 a disposición de la Policía y decidió manejarlo él. ‘Llevábamos en el auto, un radiotransmisor e informábamos cuando había un muerto’ dijo el hombre que tiene 88 años. Además explicó que la mayoría de los médicos no conocían Caucete, es que venían de la Ciudad, de Mendoza, Jujuy y otras provincias, entonces yo los orientaba y los trasladaba a los lugares más afectados para que atendieran a la gente’, dijo.